domingo, 26 de marzo de 2017

Comentarios personales sobre 'Todos somos sacerdotes'

SOMOS  TODOS  SACERDOTES  COMO  JESÚS
Es decir: Ministros de una nueva Alianza

CEBs de Guayaquil y La Troncal, COMENTARIOS: PR. Semana Santa 2017.

CONTENIDO: Comentarios.
Introducción y presentación: Un culto centrado en el Reino.
1.       Por nuestro bautismo todos somos sacerdotes
2.       Somos a la vez sacerdotes y pueblo sacerdotal
3.       Una clase sacerdotal indiferentes a los pobres
4.       Todos somos sacerdotes como Jesús
5.       No hay ya necesidad de intermediarios sagrados
6.       Todos cristianos y ministros de la construcción y celebración del Reino
Conclusión: Documento de Aparecida 209-210


INTRODUCCIÓN: Volver a los orígenes del sacerdocio cristiano.

                Al final del Concilio Vaticano 2º se dijo que los grandes olvidados habían sido los sacerdotes. Por eso que los padres conciliares terminaron haciendo un documento acerca de ellos. Abrió puertas diciendo que el primer sacerdocio era el de los bautizados y que el sacerdocio ministerial estaba al servicio del sacerdocio bautismal de todos los cristianos. Lastimosamente no se avanzó mucho… pero sí por una parte surgieron grandes problemas ligados al celibato y a la misma práctica del sacerdocio: muchos se retiraron, otros fueron expulsados y… pocos entran en los seminarios.
                Por otra parte mucho se está escribiendo sobre el tema. Unos 18 documentos relacionados con el sacerdocio se pueden encontrar en el blog http://padrepedropierre.blogspot.com y son los siguientes:



1ª parte: Sacerdocio
1.       Urgente renovación del clero, M. Velásquez
2.       Sacerdocio y CEBs, E. Hoornaert
3.       Por una Iglesia sin clérigos, J. Pérez
4.       Movimiento de Sacerdotes casados, E. Hoornaert
5.       Clericalismo, J. M. Castillo
6.       Curas para promoción personal J. M. Castillo
7.       ‘El hábito no hace el monje’, P. Mallo
8.       El sacerdocio en la carta a los Hebreos, J. Housset
9.       Todos sacerdotes como Jesús, X. Pikaza
10.    Contra el sacerdocio de la mujer, J. I. González

2ª parte: Celibato
11.    Celibato en la historia de la Iglesia, I. Pérez
12.    Jaque mate al celibato obligatorio J. J. Tamayo
13.    Celibato opcional, Movimiento para el celibato opcional
14.    Celibato y misericordia, R. González
15.    Crisis de la vida religiosa, papa Francisco
3ª parte: Diaconizas
16.    Diaconado femenino, Emilia Robles
17.    No quieren ser diaconizas, A. Aradillas
Conclusión
18.    Jesús fue laico, J. Miranda



Estos documentos sirvieron de base para los 6 comentarios a continuación. ¡Feliz lectura!


Presentación: UN NUEVO CULTO CENTRADO EN EL REINO

                En nuestra Iglesia católica la mayor crisis es la del sacerdocio. Hace 50 años el Concilio Vaticano 2º destacó la importancia de volver a conocer al Jesús histórico y su opción por los pobres. Además esbozó una nueva manera de entender y vivir el sacerdocio: reconoció la prioridad al sacerdocio común de los bautizados sobre el sacerdocio ministerial ordenado, y puso éste al servicio del primero. Pero no avanzó más. Entonces muchos sacerdotes se retiraron; otros fueron expulsados por pedofilia; los seminarios se fueron vaciando y las vocaciones sacerdotales declinaron sin que se vea un repunte. Por todas partes las comunidades cristianas se quedan sin sacerdotes y sin eucaristía…
                Al mismo tiempo los teólogos de todos los continentes se pusieron a reflexionar: ¿qué sacerdotes queremos para qué Iglesia? En América Latina, la Conferencia Episcopal Latinoamericana que se reunió en Aparecida, Brasil, 2017, insistió en que la Iglesia necesitaba de un “fuerte remesón”, debía emprender la reforma de las parroquias y fomentar por todas parte una gran misión continental, confirmaba la validez de las Comunidades Eclesiales de Base e invitaba a los obispos a promoverlas en sus diócesis. No se puede decir que estas orientaciones encontraron un gran eco, lastimosamente… En cuanto a los teólogos, ¿qué nos dicen?

A. LA GRAN TAREA DE JESÚS FUE HACER ACONTECER EL REINO
                Ya no se discute que la misión de Jesús fue el Reino y que el mayor empeño de la Iglesia, siguiendo a su Maestro, es también el Reino. Pero las estructuras todavía no han cambiado mucho: las parroquias siguen iguales que anteayer y los seminarios donde se forman los sacerdotes también.

1.       El Antiguo Testamento se centró en el culto y el cumplimiento de la ley
·         Al principio, en tiempos de los Patriarcas y las Matriarcas, quienes ejercían la función sacerdotal era los jefes de familias. Lo vemos con Abraham y Sara, Isaac y Rebeca, Jacob y Raquel… Esa tradición no se perderá.
·         Luego al organizar Moisés el pueblo que había rescatado de Egipto, el ejercicio del sacerdocio fue confiado a la tribu de Leví, de la que Moisés y Aarón eran parte. Ellos se encargaron de cuidar las tablas de la Ley del Sinaí, celebrar las maravillas de Dios, quemar sacrificios de animales y ayudar a seguir los pasos de la Alianza con Dios.
·         El exilio en Babilonia durante más de 50 años trajo una nueva esclavitud sin la posibilidad de continuar como pueblo, sin templo, sin sacerdotes… Al regresar en Palestina, fueron los sacerdotes que reorganizaron el país y reconstruyeron la capital Jerusalén y el templo. A pesar de las muchas resistencias, se creó una clase sacerdotal y un culto centrado en la pureza de sangre y el cumplimiento estricto de la ley de Moisés. La mayoría de la gente del campo, muy pobres, no podían cumplir con todos estos requisitos y fueron marginados y despreciados por la clase sacerdotal dirigente.

2.       Con Jesús el proyecto de Dios se centra en la fraternidad universal
·         Jesús era un campesino pobre de una región marginal. Se sintió llamado a ser profeta itinerante a cargo de la construcción del Reino de Dios. Y de hecho comenzó a establecerlo entre los pobres de su región y de su país: ellos iban a ser los mejores obreros del Reino, con el apoyo de sus apóstoles y discípulos, varones y mujeres indistintamente.
·         Jesús no vino para reformar la religión judía ni su culto, sino darles un giro totalmente nuevo. Para él, el amor era el centro de todo, a vivir y promover en Comunidades. “Busquen primero el Reino de Dios; lo demás vendrá por añadidura” (Mateo 6,33). El culto que quiere Dios es ser un pueblo fraternal que contagie todos los demás pueblo: “Ofrézcanse como un culto agradable a Dios” dice Pablo a los Romanos (12,1): toda la vida tiene que ser ese pasión por la fraternidad.
·         De alguna manera desaparecieron el sacerdocio y el culto de los sacrificios. En el Nuevo Testamento ni Jesús ni los apóstoles son llamados sacerdotes. Si la carta a los Hebreos reconoce a Jesús el título de “sumo sacerdote” fue porque su vida y su muerte fueron una ofrenda agradable a Dios: el Reino se había inaugurado en Jesús. Los apóstoles y demás seguidores de Jesús iban a ser los nuevos encargados de continuar su obra.
·         En las primeras comunidades, la fracción del pan era, por una parte, el recuerdo de la última Cena, símbolo del compartir que crea la fraternidad y la comunión con Dios, y, por otra, el compromiso de continuar la tarea de Jesús hasta las últimas consecuencias. Quienes eran los encargados de presidir dicha celebración, eran, como en tiempos pasados, los jefes de familias, varones y mujeres indistintamente.
·         Con las últimas cartas atribuidas a Pablo, se percibe la presencia de dirigentes sacerdotales de comunidades: diáconos, presbíteros y obispos. Con la asimilación al imperio romano en el siglo 4, pasaron a formar una nueva clase sacerdotal que se inspiró del Antiguo Testamento y de los cultos de la religión romana. Se rompía la tradición de Jesús contrario al ejercicio de un poder dominador, a la aceptación de privilegios personales, a la celebración de un culto centrado en su ‘sacrificio’ en la cruz y a la necesidad de intermediarios obligados para relacionarse con Dios…

B. LA CENTRALIDAD DEL REINO EXIGE UN NUEVO SACERDOCIO
                Para volver a la tradición de Jesús y de las primeras Comunidades cristianas, hay que retomar y profundizar las orientaciones del Concilio Vaticano 2º: lo absoluto del Reino, la primacía del sacerdocio colectivo de los bautizados, la construcción de la fraternidad, las Comunidades que se ofrecen como nuevo culto agradable a Dios.

1.       “Eres profeta, sacerdote y rey-pastor”
-          Al ser ungido como ‘profetas, sacerdotes y reyes pastores’ en el día de nuestro bautismo, se nos trazó el camino correcto.
·         Somos ‘profetas’ cuando proclamamos palabras de vida y de verdad que denuncian lo que destruye el Reino y anuncian todo lo que lo construye.
·         Somos ‘sacerdote’ cuando participamos de todas las ofrendas que hacen grupos y pueblos de su fraternidad alegre.
·         Somos ‘reyes-pastores’ cuando nos constituimos en asociaciones, comunidades y sociedades vivas, equitativas, participativas, creativas y solidarias de una humanidad reconciliada entre sí, con los demás, la naturaleza y Dios.
-          Podemos ser sacerdotes y sacerdotisas de nuestro pueblo sin más poder ni privilegio que los de cumplir con el mandato que nos da de encaminarlo en su tarea irrenunciable de construir y ofrecer el Reino.

2.       Todos somos sacerdotes como Jesús
-          Como Iglesia somos el ‘Cuerpo sacerdotal’ de Jesús.
-          Puede ser que unos y unas sean encargados de esta dimensión sacerdotal, pero no pueden ser detentores de poderes exclusivos ni de privilegios de clase ni ser intermediarios obligados para relacionarnos con Dios. Eso era la Antigua Alianza que terminó con Jesús.
-          Si las Comunidades nombran personas para ejercer un servicio sacerdotal, se encargarán de lo que nos dejaron las primeras comunidades al realizar la fracción del pan:
·         Anunciar que la muerte de Jesús fue su máxima solidaridad con el Reino comenzado a partir de los pobres.
·         Recordar la vida de Jesús como una ofrenda agradable a Dios, un acto sacerdotal único e irrepetible.
·         Continuar la obra del Reino como compromiso absoluto de los seguidores de Jesús.
·         Celebrar la resurrección de Jesús y la presencia del Padre en nuestros pequeños y grandes logros de nuestra existencia cotidiana.
·         Agradecer a Dios por habernos elegido para tal noble tarea…
-          Como en la oración eucarística de nuestros templos, todos varones y mujeres estamos llamados a
·         ‘Anunciar la muerte de Jesús’ en todas las muertes injustas de los que trabajan por un mundo de fraternidad, de justicia y de fe;
·         Proclamar la resurrección de Jesús tanto en las personas, los grupos y los pueblos que nacen a una vida nueva como en la naturaleza respetada, defendida y promovida como se lo merece;
·         Invocar al Espíritu para que siga animando desde dentro la entrega generosa de la vida hasta la muerte, el crecimiento en dignidad, valentía y alegría de los creadores de una nueva humanidad, o sea, el Reino que avanza hacia su plenitud.

CONCLUSIÓN
Ese es la clase de sacerdotes, de seguidores, de pueblo y de Humanidad que quiere Dios. Eso fue el ejemplo y el camino de Jesús: ser un Reino de fraternidad universal. Nos toca continuarlo individual y colectivamente… con la fuerza del Espíritu. Como Jesús somos sacerdotes de Dios y de nuestro Pueblo. Ese es el culto inaugurado con Jesús en la Nueva Alianza y ofrecido en la cruz. Somos los herederos dichosos de tal proyecto humano y divino a la vez. No se detendrá porque tiene la fuerza de Dios.

--------------------------------------------------------------
Los textos a continuación son los comentarios personales de los 6 temas sobre el Sacerdocio:
¡Bienvenidos para varias novedades! PR.


A. POR NUESTRO BAUTISMO TODOS SOMOS SACERDOTES.

1. EL SACERDOCIO BAUTISMAL ES EL SACERDOCIO MAYOR
-          Así dijo el Concilio Vaticano 2º: El sacerdocio bautismal es primero; el sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio bautismal”.
-          El emperador Constantino, en el siglo 3, dictaminó que el cristianismo era la religión del imperio. Esto produjo que naciera una clase sacerdotal por encima del sacerdocio bautismal.
-          De esta manera los obispos y sacerdotes se olvidaron de que Jesús no había ordenado sacerdotes y que se oponía a toda clase de poder y privilegios.
-          Paulatinamente se regresó a las prácticas del Antiguo Testamento, superadas por el mismo Jesús. De hecho los sacerdotes asumen el papel de los sacerdotes judíos que condenaron a muerte a Jesús.
-          Gracias al Concilio, recién nos damos cuenta que hay que volver a poner las cosas ‘sacerdotales’ en su curso normal, según el ejemplo del mismo Jesús.

2. AL COMIENZO TODO PADRE DE FAMILIA ERA SACERDOTE
-          El libro del Génesis nos hace descubrir que todo padre de familia era sacerdote. Ellos construían altares y hacían un culto a Dios ofreciendo sacrificios. Se trata de un sacerdocio familiar.
-          Es el caso de Noé (8,20), Abraham (12,7-8; 13,4,18; 22,9), Isaac (26,25), Jacob (33,29;35,7)… Ellos eran ‘padres’ o abuelos o ‘jefes’ de varias familias.
-          El caso de Melquisedec (14,14-20) es distinto. Se nos dice que era ‘rey de Salem’ o Jerusalén. No pertenece al clan (varias familias) de Abraham, pero seguramente se conocen. El texto nos presenta a Melquisedec como ‘sacerdote del Altísimo’ que va dando una bendición a Abraham. Es de notar que Abraham le reconoce una autoridad sobre él y su clan, ya que le paga el diezmo (v. 20). La carta a los Hebreos (7,1) retoma el sacerdocio de Melquisedec para aplicarlo a Jesús.
-          Notemos también la discriminación de la mujer… que no aparece junto a su esposo. Y muchas veces olvidamos nosotros de nombrar a Sara junto a Abraham, a Miriam junto a Moisés, a las Profetizas y las ‘Sabias’ de los libros de Ester, Rut, Cantar de los cantares…

3. DESARROLLEMOS NUEVAS ESPRESIONES
-          Pongamos las cosas en su lugar: Por una parte, el mayor sacerdocio es el bautismal y, por otra, la mujer tiene tanto derechos como el varón.
-          El sacerdocio ministerial tiene que transformarse… Ya en las CEBs lo estamos viviendo. Por lo mismo no se trata que la mujer busque parecerse a la clase clerical que nació del imperio romano: ser un poder que opaca a las y los bautizados y acapara privilegios que contradicen las palabras y el ejemplo de Jesús.
-          Notemos algunas prácticas sacerdotales comunes a los bautizados, varones y mujeres indistintamente: bendecir a los hijos, al pan y a la comida; rezar y comentar la Biblia en familia; participar de actos de la devoción popular; ofrecer agradecidos los frutos de la tierra y la belleza de la naturaleza…
-          Que algunas personas hayan sido nombradas ‘sacerdotisas de las CEBs’ no quita nada a las y los demás bautizados. Más bien nos recuerda que ‘todos somos sacerdotes, que el poder es un servicios y que debemos alejarnos de todo privilegio’.


B. SOMOS A LA VEZ SACERDOTES Y PUEBLO SACERDOTAL

1. ORIGEN DEL SACERDOCIO COMO INSTITUCIÓN EN TIEMPO DE MOISÉS.
-          Moisés es de la tribu de Leví, el hijo de Jacob. Esta tribu es elegida por Dios para su servicio cultual (Éxodo 32,25-29). A lado del sacerdocio levítico, cuya cabeza principal es Aarón, continúa el sacerdocio familiar (Jueces 6,18-29; 1 Samuel 7,1). Los levitas eran encargados de la carpa donde residían las tablas de la Ley del Sinaí: los 10 mandamientos. Estas tablas son el signo de la Alianza con Dios y de los compromisos adquiridos. Los levitas son los encargados de recordar este compromiso. Con el tiempo, Aarón, el hermano de Moisés, fue reconocido como el primer sumo sacerdote.
-          Al llegar a la Tierra Prometida, los levitas no reciben tierras ni propiedades particulares, sino que vivirán de las primicias y los diezmos. Primicias son sea los primeros nacidos de los rebaños, sea los primeros frutos y cereales cosechados. El diezmo es la décima parte de la cosecha.
-          Con el rey David que construye el templo de Jerusalén, los levitas, repartidos en las distintas regiones del país, se encargan del culto en el templo. Pero con Salomón son desplazados a favor de Sadoq (2 Reyes 23,8), cuyo origen es desconocida, pero relacionada con Aarón: serán sus descendientes que conservarán la responsabilidad del culto del templo de Jerusalén.
-          Así queda constituida la clase sacerdotal: el Sumo sacerdote, los sacerdotes del templo de Jerusalén y los levitas, principalmente fuera de la capital. Sus funciones son ser los encargados de los santuarios: presidir el culto (ofrecer y bendecir), conservar las tradiciones (hacer memoria de la Alianza, de los hechos relevantes y luego de los Profetas) y ser los portavoces de Dios y los interpretadores de su Palabra (de hecho muchos sacerdotes redactaron varios libros bíblicos). El sacerdote no es el único mediador con Dios: el rey también lo es, igual que el profeta.
-          Eso no quita que el Pueblo de Jesús es un pueblo sacerdotal: Éxodo 19,6; Isaías 61,6 y 2 Macabeos 2,17). Es llamado a dar un culto perfecto: Ezequiel 40-48; Isaías 2,1-5; 60-62). Lo confirmará el apóstol Pedro: 1 Pedro 2,5-10.

2. LA DIMENSIÓN COLECTIVA DEL SACERDOCIO
-          Los textos del Antiguo Testamento son claros (Éxodo 19,6; Isaías 61,6 y 2 Macabeos 2,17). Su función es, mediante su manera de vivir en la fraternidad, la justicia y la fe, dar a Dios un culto perfecto (Ezequiel 40-48; Isaías 2,1-5; 60-62).
-          En el Nuevo Testamento lo confirmará fuertemente el apóstol Pedro (1 Pedro 2,5-10).
. Primero, el testimonio de los cristianos tiene que ser no sólo individual, sino también colectivo: ser consciente y efectivamente ‘pueblo’ y ‘pueblo de Dios, con relaciones comunitarias con Dios.
. Luego somos “raza elegida, reino de sacerdotes, nación consagrada”: todos los pueblos somos llamados a tener una relación particular con Dios, o sea, una manera de vivir que refleje el amor de Dios. Así entre pueblos nos ayudaremos a ser ‘más pueblo’, ‘mejor testimonio colectivo y revelación comunitaria de Dios.
. Esto se realiza, según Pedro, de 2 maneras: proclamar las maravillas de Dios afín de “pasar de las tinieblas a la luz admirable”. La relación con Dios mejora el desarrollo personal y colectivo. Eso es la manera de alcanzar y abrirse a la misericordia de Dios.

3. UNAS CONCLUSIONES PARA NOSOTROS TODOS
-          Tenemos que vivir en comunidades vivas y conformarnos como pueblo fraterno: eso es el Reino.
-          Estamos invitados a ayudarnos a reconocer, proclamar celebrar las actuales maravillas de Dios.
-          El vivir estas realidades será para nosotros una luz nueva y un experimentar la misericordia de Dios.
-          Otras comunidades y otros pueblos compartirán con nosotros su experiencia colectiva de Dios: así nos enriqueceremos para llegar a ser, como humanidad toda, la gran familia de Dios.


C. UNA CLASE SAERDOTAL INDIFERENTE A LOS POBRES

1. LA SITUACIÓN AL MOMENTO DEL REGRESO EN PALESTINA
-          El exilio en Babilonia, capital de Persia, duró más de 50 años en una situación de esclavitud para la mayoría de los exiliados.
-          Regresaron unas 50,000 personas después de un viaje de 5 meses… para reorganizar el país y reconstruir la capital, Jerusalén.
-          En Palestina, quedaron los más pobres que se reunieron en torno a Samaria donde se adoraba a Yahvé y a otras divinidades. La ciudad de Jerusalén había quedado destruida y deshabitada.
-          Para la reconstrucción había 3 proyectos diferentes:
. El de los exiliados que buscaban restaurar la ley el culto de una manera muy estricta. Se inspiraban del profeta Ezequiel.
. El del pueblo de la tierra, principalmente campesinos. Deseaban un rey pobre ungido por Dios, un Mesías de justicia (Jeremías 23,5-6). Con ellos estaban la profetisa Nadia y su escuela de profetas.
. El de los exiliados de la comunidad del profeta Isaías que eran abierto a un proyecto abierto a todos los pueblos donde la justicia y el derecho fueran los pilares.
-          Triunfó el proyecto de los exiliados más estrictos bajo la dirección del sacerdote y escriba Esdras, de Nehemías, allegado al rey persa, los 2 enviados por el mismo rey persa, y de los profetas Ageo, Zacarías y Malaquías.
-          Surgieron varios y fuertes conflictos:
. Con los samaritanos que querían conservar su centralidad y hegemonía.
. Con el cobro del diezmo a los campesinos para mantener a los ‘funcionarios’ de Jerusalén.
. Con la exigencia de pureza de la raza judía: para seguir siendo judíos, todos debían repudiar las mujeres ‘extranjeras’.
. Con la aplicación estricta de la ley: Como ya no había rey, el sacerdote Esdras se constituyó en un gobernador que dependía del imperio persa. Apareció la clase sacerdotal que lo controlaba todo.
-          La resistencia se organizó en torno a los profetas Isaías (3º), Jonás, Job y las mujeres Nadias (profetiza), Ester, Rut, la Sunamita (Cantar de los cantares).
-          En esa época se termina la redacción de la mayoría de los libros del Antiguo Testamento y se escribe los libros de Sabiduría y los Salmos, con los sacerdotes y los escribas.
Será esta situación la que encuentra Jesús al emprender su misión de Mesías del Reino.

2. EL SACERDOCIO ACTUAL RETOMÓ MUCHAS ATRIBUCIONES DEL SACERDOCIO DEL ANTIGUO TESTAMENTO
La actual organización sacerdotal se remonta al tiempo en que el emperador romano Constantino hizo del cristianismo la religión oficial del imperio: no fue el imperio que se convirtió al cristianismo, sino el cristianismo que se convirtió al imperio romano. Por eso el clero y la organización eclesial tiene muchas características tanto de las prácticas religiosas de la religión romana pagana y del Antiguo Testamento.
-          Apareció la clase sacerdotal piramidal: papa, obispos, sacerdotes.
-          La ley que rige la Iglesia o Derecho canónico es copiada sobre el derecho imperial romano, esclavista, patriarcal y dictatorial.
-          Se da una triple separación: la del clero -superior- con los seglares -inferiores-; y la de los varones -también superiores- con las mujeres –inferiores; la de los sacerdotes célibes -superiores- con las parejas casadas -inferiores.
-          Los sacerdotes pasan a ser los ‘funcionario de los sagrado’ que deciden de todo sin control ni de los obispos ni de los seglares.
-          Se olvida al Jesús histórico de carne y hueso como nosotros, para transformarlo en un ser celestial, exclusivamente segunda persona de la Trinidad, sin mayor compromiso con los pobres de hoy.
-          Se sustituye la misión de la Iglesia, o sea, la construcción del Reino, por la defensa de una moral rigorista, atrasada y casi exclusivamente sexual.
-          Los sacramentos pasan a ser actos más mágicos y negociados en nombre de Dios para aplacarlo en vez de ser celebración de la vida y de los momentos importantes de la existencia.
-          La Eucaristía se transforma en la repetición del ‘sacrificio’ de Jesucristo en la cruz, olvidando la dimensión del compartir fraterno, la celebración de la resurrección y la mística de la construcción del Reino.
-          La oración se confunde con un comercio con Dios en vez de ser, tal como lo es el Padrenuestro, un encuentro renovador con Dios padre y madre, y un compromiso por la liberación de los pobres al ejemplo de Jesús.
Felizmente el Concilio Vaticano 2º y la Iglesia de los Pobres en América Latina nos permiten volver al Evangelio, al Jesús de Reino y a una Iglesia comprometido con la espiritualidad y la liberación de los pobres.


D. TODOS SOMOS SACERDOTES COMO JESÚS

1. HAY 2 TIPOS DE SACERDOCIO
a)      Está primero la condición sacerdotal de todo el pueblo tanto en el Antiguo Testamento (Ex. 19,1; Isaías 61,6; Génesis 16,25) como en el Nuevo Testamento (1 Pedro 2,5 y 9; Apocalipsis 1,5; 5,10 y 20,5; Romanos 12,1). Es el sacerdocio común o bautismal del que participan todos los miembros del Pueblo de Dios y del que el sacerdocio familiar era una especie de este tipo (Génesis 12,7-8; 13,18 y 16,25).
b)      El sacerdocio ministerial, con una clase sacerdotal
-          Era ejercido por los miembros de la tribu de los levitas, con la familia de Aarón a la cabeza.
-          Sus responsabilidades eran: custodiar el arca de la alianza (donde estaban depositadas las tablas de la ley de Moisés), ofrecer sacrificios y recordar la ley y demás beneficios divinos.
-          Los profetas anuncian un nuevo sacerdocio que tendrá pleno cumplimiento en Jesús y en el sacerdocio de la nueva alianza.

2. EL SACRIFICIO Y EL SACERDOCIO DE JESÚS SON DIFERENTES Y ÚNICOS
a)      El ‘sacrificio’ del cristo es diferente y único
-          El sacrificio de Cristo es radicalmente diferente de los sacrificios del Antiguo Testamento: no es un intercambio de dones entre los hombres y Dios. De parte de Cristo es la ofrenda libre de toda su vida hasta la muerte. La cruz no es un sacrificio, sino el resultado de un crimen al que Cristo se expuso por obediencia a la misión de revelar a un Dios amor y manifestar su solidaridad incondicional con los hombres.
-          Esta clase de "sacrificio" es única y definitiva; por eso la misma carta repite tres veces la relevante expresión "una vez para todas" (Hebreos 7,27; 9,2 y 10,10). Ya no hay más sacrificio que ofrecer: el sacrificio de Cristo no puede ser repetido.
b)      Igual que el sacrificio, el sacerdocio de Cristo es a la vez diferente y único
-          El sacerdocio es diferente porque no es un rito litúrgico, sino su destino personal, un modo de vivir.
-          Es único porque este único "sumo sacerdote" es el exclusivo mediador. Cristo es el único mediador porque es el único en estar al mismo tiempo en una relación de fe total con su Padre y en una relación de caridad y solidaridad totales con su hermanos los hombres.

3. ENTONCES, SE PUEDE DECIR QUE "TODOS SOMOS SACERDOTES" A LA MANERA DE JESÚS
-          Ya que hay un único sacerdote que es cristo, no puede haber más sacerdotes, y como no hay más sacrificio que ofrecer, no se puede continuar ofreciendo ‘sacrificios eucarísticos’.
-          La novedad de la carta a los Hebreos, al Igual que todo el Nuevo Testamento, es de nunca designar ni pensar los ministerios cristianos en las categorías sacerdotales del Antiguo Testamento ni de otras religiones. Este carácter sacerdotal del presbiterado y del episcopado es ajeno a todos los escritos del Nuevo Testamento.
-          La 1ª carta de Pedro habla del sacerdocio común de los fieles y el Apocalipsis de un pueblo de sacerdotes tal como lo anunció el Éxodo. Curiosamente estas nociones son desconocidas de la carta a los Hebreos: Ese es una de sus enigmas.
-          La carta excluye formalmente a cualquier forma de mediación individual o colectiva de los cristianos, pero no prohíbe reconocer una vida oblativa a la que son llamados los cristianos (Romanos 12,1), a imagen del carácter sacerdotal de la vida y muerte de Cristo.

2. JESÚS Y LOS APÓSTOLES NOS DEVUELVEN NUESTRO SACERDOCIO BAUTISMAL
a)      Jesús no fue sacerdotes a la manera de los sacerdotes actuales
-          Era, diríamos hoy, laico. Nunca se atribuyó el título de sacerdote. Pero fue yendo más allá de las funciones sacerdotales y los dio un nuevo giro, porque él es la revelación suprema de Dios.
-          Jesús se compara al ‘Siervo sufriente’, figura relevante presentada por el profeta Isaías (Marcos 10,45 y 14,24 = Isaías 53). Su sangre recuerda la del Cordero pascual (1 Pedro 1,19).
-          Nadie en el Nuevo Testamento da a Jesús el título de sacerdote, menos la Carta a los Hebreos.
. Su sacerdocio es prefigurado por el de Melquisedec (Génesis 14,18 y Salmo 110,4). Al no tener más referencia de rey de Jerusalén y sacerdote del Altísimo, Melquisedec es la imagen del sacerdote eterno (7,3), es superior a Abraham ya que le cobra el diezmo…
. Jesús es el sumo sacerdote definitivo (7,20-25): no habrá más que él (7,26), porque es el mediador perfecto de una nueva alianza (8,6-13; 10,12-18) entre Dios y la humanidad. Su sacerdocio pone fin al sacerdocio del Antiguo Testamento.
-          Jesús nos llama a continuar su obra: ‘tomar la cruz’ (Mateo 16,24), ‘beber la copa’ (20,22 y 26,27), ‘llevar su mensaje’ (Lucas 9,60 y 10,1-16). En él, Jesús nos hace a todos sacerdotes.
b)      Para los apóstoles, somos un pueblo sacerdotal. Presentan la vida cristina como una liturgia, es un acto sacerdotal.
-          Pablo: la fe es una ofrenda (Filipenses 2,17); la colecta es el un sacrificio agradable a Dios (4,18); toda la vida tiene que ser un culto espiritual (Romanos 12,1). El culto no es sólo alabanza, sino también ‘compartir de los bienes’ (Hebreos 13,15).
-          Santiago enumera en qué consiste el verdadero culto (1,26): la dominación de la lengua, la visita a los huérfanos y las viudas, la protección contra los males de este mundo.
a)      Pedro y Apocalipsis aplican a los cristianos como pueblo un sacerdocio real (1 Pedro 2,5-9 y Apocalipsis 1,6; 5,10 y 20,6 = Éxodo 19,6).

CONCLUSIÓN
La carta a los Hebreos no habla de la eucaristía ni supone la eucaristía cuando toca aspectos muy cercanos a ella. En cualquier caso, es impensable que las primeras comunidades cristianas mencionados en esta carta conciban un rito eucarístico como sacrificio. La historia de la Iglesia, especialmente en el Concilio de Trento, muestra cómo es la presentación de la Eucaristía de carácter sacrificial que ha conducido a la instauración de una casta clerical -el clero- definida como necesaria para celebrarla.


E. NO HAY YA NECESIDAD DE INTERMEDIARIOS SAGRADOS, PERO SÍ DE SERVIDORES COMPROMETIDOS

1. LA PRÁCTICA DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS
-          En el Nuevo Testamento no se habla de sacerdotes ni de eucaristía tal como la entendemos hoy. Por una parte no se da a Jesús el título de sacerdote ni a los apóstoles; de hecho fueron los sacerdotes de la época que provocaron la muerte de Jesús. Más bien en varias cartas del Nuevo Testamento (Pedro, Apocalipsis), se nos habla de que los cristianos conforman un pueblo sacerdotal.
-          La carta a los Hebreos habla de Jesús como ‘sumo sacerdote’ en el sentido que su vida (y su muerte) fue un acto sacerdotal, una ofrenda agradable a Dios.
-          Personalmente Jesús no ordenó sacerdotes a sus apóstoles. Se entiende cada vez más que al decir Jesús en la última Cena: “Hagan esto en memoria mía”, esto se dirigía a las comunidades de sus seguidores. Intencionalmente el apóstol Juan sustituye la ‘comida’ de la ultima cena por el lavado de los pies (Juan 13,4) y termina diciendo: “Ustedes deben hacer como he hecho yo… ¡Felices si ponen estas cosas (o sea, el servicio) en práctica!” (13,15 y 17).
-          “Compartían el pan en sus casas”: naturalmente quien presidía esta ‘fracción del pan en memoria de Jesús’ era el dueño o la dueña de casa. Además no veían en esta fracción del pan una repetición de la muerte de Jesús, sino un memorial de compartir, fraternidad y entrega hasta las últimas consecuencias.
-          Un texto cristiano de los años 150, llamado “La Didaqué o Enseñanzas de los 12 apóstoles”, describe las prácticas litúrgicas de las comunidades cristianas. Incluye ‘la fracción del pan’, pero curiosamente no señala las palabras de Jesús en la última cena.
-          Es cierto que los últimos escritos del Nuevo Testamento hablan de 3 grados de responsabilidad en las comunidades: ‘diáconos, presbíteros y obispo’… A partir de allí se dará, en particular cuando el imperio romano asumirá el cristianismo como religión oficial, una clase sacerdotal con poderes sagrados y privilegios que contradicen la práctica y las palabras de Jesús… y se llegará al clero que conocemos hoy. Felizmente el Concilio Vaticano 2º empezó a reorientar el sacerdocio según la práctica de las primeras comunidades cristianas.

2. A DIOS SE LO ENCUENTRA PERSONAL Y DIRECTAMENTE, “EN ESPÍRITU Y EN VERDAD”
-          Según el sentido de la Encarnación de Jesús, confirmado por la carta a los Hebreos, a Dios se lo encuentra directamente. Esto excluye la necesidad de intermediarios sagrados. Es una contradicción con la carta a los Hebreos dar un carácter ‘sacerdotal’ un ministerio ligado a un carácter ‘sacrificial’ de la eucaristía: Cristo es el único y exclusivo sacerdote y la ofrenda de su vida y de su muerte es irrepetible. La situación actual despoja al pueblo de Dios de su sacerdocio: quita a los cristianos su dignidad bautismal y sus responsabilidades eclesiales.
-          Pero sí puede existir una posible mediación al nivel simbólico, y eso de la manera siguiente:
·         Colectivamente la Iglesia un pueblo sacerdotal en el corazón de la historia de la humanidad. Al negar a la Iglesia el calificativo de clerical, la carta a los Hebreos invita a la misma Iglesia a no presentarse como intermediaria necesaria. Pero, en un nivel simbólico, la Iglesia se presenta como signo de su Señor ya que es su sacramento. Es o tiene que ser, en la vida de sus miembros, una ofrenda agradable a Dios, al ejemplo de Cristo.
·         La Eucaristía es un acto colectivo en que individualmente nos alimentamos simbólicamente de la ofrenda que Cristo hizo de su vida y de su muerte. Esta fe o más bien “este sacramento de nuestra fe” nos configura a Cristo para hacer de nuestras vidas, individual y colectivamente, una ofrenda agradable a Dios
·         Los líderes cristianos nos llevan al único líder que es Cristo. La carta a los Hebreos (13,17) no descarta la responsabilidad ministerial de ciertos miembros para prestar servicios comunicados a toda la comunidad. Mientras la carta niega en la institución eclesial el rol de intermediarios, no prohíbe a los líderes una relación directa con Cristo. Sabemos que existía la imposición de las manos para ciertos ‘líderes’ (Tito, Timoteo, por ejemplo) de las comunidades. Tenían las funciones de recordar a la comunidad la necesidad de hacer memoria de Jesús mediante la fracción del pan, la necesidad del compartir fraterno y la continuación de la misión de Jesús, o sea, del Reino.
Varios teólogos precisan que estos "líderes" no son ni mediadores que sustituirían el Cristo, ni maestros absolutos de los cristianos, ni meros delegados de la comunidad cristiana, sino "agentes" de Cristo sacerdote, ya que el rol de ‘líderes’ parece ir un poco más allá de las intenciones de la carta a los Hebreos.

CONCLUSIONES
Con estas reflexiones estamos desafiados a emprender revoluciones necesarias. Quitar el carácter sacerdotal a los ministerios (episcopado y presbiterado) permitiría:
-          Suprimir la distinción clero/laicos;
-          Cesar de limitar los ministerios a varones solteros comprometidos para toda la vida;
-          Hacer desaparecer la discriminación varones/mujeres en el ejercicio de las responsabilidades eclesiales.
En las comunidades, ya hemos emprendido este caminar desde cierto tiempo. Seamos los ministros de una nueva Alianza que se centra en el Reino de Dios, con sus alegres celebraciones.


F. TODOS CRISTIANOS Y MINISTROS DE LA CONSTRUCCIÓN Y CELEBRACIÓN DEL REINO (Extractos del libro de Xavier Pikaza: “La novedad de Jesús: Todos somos sacerdotes”).
Lo primero en la iglesia es el sacerdocio de base. Y “la gran iglesia, sólo puede entenderse en forma de comunión de comunidades autónomas, que aprenden a celebrar por sí mismas, es cogiendo para ellos sus propios ministros”.
Los bautizados pueden proclamar y compartir el pan por sí mismos, cumpliendo con las palabras de Jesús: “Donde estén dos o tres reunidos en mi nombre… allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18,20). La tradición posterior invirtió la experiencia de Jesús. Ahora, es momento de recuperar el sacerdocio de base. Aun cuando no sea oficial, “siempre que un grupo de cristianos se reúna, de buena fe, en nombre de Jesús, escuche su palabra, e invoque su memoria en el Pan y en el Vino compartidos, podemos y debemos afirmar que existe eucaristía, encarnación sacramental de Dios, por Cristo, Iglesia”.

1. LOS NUEVOS MINISTROS
“Para los nuevos ministros bastará con que sean hombres o mujeres de comunidad que, por vocación personal, carisma del Espíritu y aceptación comunitaria, quieran y puedan servir a la iglesia, sin dejar por ello su vida secular… Y lo serán durante el tiempo en que la misma comunidad les confíe su tarea al servicio del Reino”.
Estos ministros deben saber discernir y decir la Palabra de Jesús, pues la Iglesia no tiene más capital que esa palabra de libertad que escuchan y expanden para compartir la vida en común. Desde ese compartir Palabra y Pan, la liturgia no es un rito separado de la vida, sino el gesto central de la misma, que nos lleva a superar la visión egoísta de la economía y del mercado.

2. LA IGLESIA, PRESENTE ENTRE LOS EXCLUIDOS, COMO RED DE COMUNIDADES
La iglesia trabaja dentro del sistema económico actual, donde aparece la vida más amenazada, introduciéndose como Dios en la historia y expresar su amor gratuito en el amor que los hombres tienen y comparten. De esta manera, manifiesta la vida de Dios, que triunfa sobre la muerte en espera de la resurrección: “Jesús no fue un reformador de instituciones, ni quiso crear un orden nuevo de ritos. Des arrolló la creación, partiendo des de abajo, de los pobres y por eso fue asesinado por los representantes del sistema político-religioso… El tiempo de ciertas instituciones de tipo sagrado y de poder social, creadas posteriormente, se están acabando y desde la raíz del Evangelio, han de surgir nuevas comunidades que empalmen con la primera comunidad del siglo I después de Cristo”.

3. COMO IGLESIA NOS FUNDAMENTAMOS EN LA EUCARISTÍA
La gran iglesia expresó la mutación evangélica en el pacto eucarístico de las diferentes iglesias, cada una con sus ministros y proyectos de Evangelio, pues la misma Pascua les llevaba a la unidad “carnal” de los creyentes, un camino que sigue abierto a todos. La Eucaristía es un momento central de la vida, que vincula a los creyentes en torno a una mesa, en diálogo de afecto y palabra, por encima de diferencias ideológicas y sociales. Es comida y compromiso de entrega personal por los demás como Jesús, en gesto que se abre a todos los humanos.

4. LA EUCARISTÍA, CENA ABIERTA A TODOS
La Eucaristía invita a todos quienes quieran dialogar, por ser una Cena abierta a todos los que quieran participar en ella, situándose así en cualquier lugar del mundo, al servicio de la humanidad entera; es una comida que se comparte y disfruta entre todos.
“El principio universal de la “nueva evangelización” es que tengamos pan y vino, cereal y zumo para todos y que existan, de un modo especial, ámbitos de encuentro hechos de palabra fraterna y comunicación universal directa”. La comida compartida, propia de todos los hombres, queda como signo de comunión, hoy que andan tan divididos, para que puedan sentarse a la mesa de la realidad compartiendo un amor y una esperanza.
La tradición cristiana sabe que el único Dios real es el Amor, revelado como don de sí. Por encima de la Ley está el amor generoso, pues da gratuitamente lo que tiene. La idolatría del Capital nace de la envidia que nos enfrenta a unos con otros, máxima miseria que nos impide saber lo que es amor en gratuidad, centro del ministro cristiano del amor.


5. SOBRE EL PRINCIPIO DEL AMOR SE ASIENTAN TODOS LOS MINISTERIOS
El Pan compartido es el símbolo del regalo que de sí mismo hace cada uno a los demás, para que vivan sin competencia ni violencia agresiva. Cada vez más, surgen personas y grupos pequeños que se sienten llamados a vivir el Amor-Pobreza de Dios, en un des pliegue gratuito de la vida, colaborando a que la iglesia, como institución, deje de operar como un sistema que le procure riqueza y seguridad: “Tras siglos de historia, con brillantes concilios y leyes, organizaciones y doctrinas muy precisas, la Iglesia tiene que desandar ese camino, para situarse de nuevo ante el Dios de Jesús, en gesto de pobreza radical”.
Las comunidades de la Iglesia deben renunciar a los métodos y formas del capital en todo lo que implica edificios, poderes legales, y ventajas económicas, sociales e ideológicas, rompiendo el sistema y regalando sus bienes a los pobres. Así caminarán con los pobres, en generosidad de amor y podrá hablar en nombre de ellos y hacerse fermento y código de humanidad. Abierta así, la Iglesia no tendría necesidad de buscar unos ministros separados de la vida. Desde ese fondo surgirán “vocaciones ministeriales” de servicio evangélico. La Iglesia sólo es verdadera y rica en la medida en que se disuelve como institución en línea de sistema, en favor de los pobres.
Como comunión que es de personas, la Iglesia se alza frente al sistema capitalista con el Amor compartido, utopía de humanidad, anunciando como los primeros ministros el Evangelio, creando comunidades liberadas frente a los riesgos del capital. De esta manera, la iglesia no necesitará buscar dinero para “pagar” a sus ministros (seminario, sostenimiento,…) sino que, como comunidad de Jesús, actuando confiadamente tendrá personas dispuestas, voluntarias y delegadas de las comunidades al servicio del Evangelio.

El cristianismo sin huir de este mundo refugiándose en la interioridad, está dentro de la historia al servicio de la comunión personal de los hombres, gratuitamente, pues nada produce para vender. Su propósito es ser eficiente en clave de gratuidad. La iglesia, que trabaja en términos de recibir, compartir y entregar la vida libremente, se presenta como portadora de los siguientes ministerios:
-          Suscitadora de amor, en plena gratuidad, para bien de todos.
-          Promotora del “nacimiento” humano en profundidad en sí mismo (bautismo) y en los demás (eucaristía).
-          Creadora de humanidad entre quienes están fuera del orden establecido (cojos, mancos, ciegos, pobres, expulsados, sobrantes…) haciéndoles capaces de ver y andar, de acogerse y darse unos a otros.

C O N C L U S I Ó N



Los cristianos que están incorporados a Cristo por el bautismo, forman el pueblo de Dios y participan de las funciones de Cristo: sacerdote, profeta y rey. Ellos realizan, según su condición, la misión de todo el pueblo cristiano en el Iglesia y en el mundo: Son “hombres de la Iglesia en el corazón del mundo, y hombres del mundo en el corazón de la Iglesia”. Su misión propia y específica se realiza en el mundo, de tal modo que con su testimonio y su actividad contribuyan a la transformación de las realidades y la creación de estructuras justas según los criterios del Evangelio.”
(Documento de Aparecida 209-210).