lunes, 24 de diciembre de 2018

Un breve resumen del Documento final del Sínodo de los Jóvenes


DOCUMENTO  FINAL  DEL  SÍNODO  SOBRE  JÓVENES


“ LOS  JÓVENES,  LA  FE  Y  EL  DISCERNIMIENTO  VOCACIONAL ”


Resumen. PR. Guayaquil, nov. de 2018.


Presentación resumida del Documento de Conclusión del Sínodo sobre los Jóvenes (Roma, oct. del 2018).


A. DATOS
1.       Objetivos: Dejarnos guiar como Iglesia por la fe y el entusiasmo de los jóvenes.
2.       Preparación: 15,300 respuestas de jóvenes a un cuestionario.
3.       Participantes: 267 obispos, 29 auditores y 23 expertos.
4.       Sínodo, 4 semanas en octubre de 2018.
-          Reunión en Roma, para dar orientaciones al papa mediante un Documento de conclusión.
-          Documento final aprobado por 191 obispos (1/4ª parte desfavorable). Votaron solo los obispos.
-          Los jóvenes participaron mediante la encuesta, cuyas respuestas formaron el Documento de Trabajo de los obispos. Tuvieron una reunión con ellos en Roma previa al Sínodo y unos participaron en una sesión.
-          Método de trabajo: Los 3 pasos del encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús (Lucas 24,13-35)
1. Escuchar a los jóvenes
2. Profundizar a la luz de la fe
3. Sacar orientaciones


B. ESCUCHAR A LOS JÓVENES
1.       Cómo ven el mundo de hoy
-          Una globalización que los margina.
-          La multiplicación de las guerras de parte de las grandes potencias que siguen dominando y saqueado.
-          La redes virtuales que permiten la comunicación y la información inmediatas, pero que imponen la cultura del descarte y un colonización cultural.
-          La falta de empleos juveniles
-          Las migraciones como nunca vistas tan masivas, de las cuales los jóvenes son la gran mayoría. Los migrantes encuentran desconfianza, miedo y rechazo al compartir y a la solidaridad.
2.       Cómo ven los jóvenes la Iglesia de hoy
-          Muy lejos de ellos.
-          Con un lenguaje que no les habla.
-          Encerrada en conceptos obsoletos dentro de estructuras del pasado.
-          No se sienten acogidos en las parroquias.
-          No tienen poder de decisión en las instancias eclesiales.
Conclusión: “Estamos en el peor de los mundos posibles” con una Iglesia centrada en sí misma.
3.       Comentarios
-          En el análisis de la realidad tanto social como eclesial no se señala las causas de las situaciones denunciadas, ni los responsables; personas, instituciones o sistemas que las provocan.
-          Por ser el Sínodo una reunión de obispos mayores y célibes que hablaron sobre los jóvenes, el Documento de conclusión pierde de su vitalidad en los distintos aspectos señalados en el Documento de trabajo.


B. ILUMINACIÓN DESDE LA FE
1.       Aportes de los jóvenes
-          Viven en un nuevo tiempo marcado por la tecnología.
-          Tienen muchas riquezas para renovar la Iglesia.
-          Se notan entusiastas, generosos, decididos, creativos…
-          Aprecian a Jesús, están abiertos a todas las religiones, buscan una espiritualidad fuerte.
2.       Jesús es la figura que no pasa
-          Fue joven. A los 12 años tomó la decisión de seguir el proyecto de su Padre Dios.
-          Se dedicó a levantar a los jóvenes enfermos, caídos, muertos, atrapados por el dinero…
-          Quiere una Iglesia joven, o sea, abierta, viva, solidaria…
Conclusión: La Iglesia busco una renovación urgente y cuenta con los jóvenes para lograrlo.
3.       Comentarios
-          Poco profundización de la figura de Jesús con relación a los jóvenes tanto en los Evangelios como en las Cartas de los Apóstoles.
-          No se define claramente cuáles son los mayores desafíos de la Iglesia ni las riquezas que los jóvenes pueden a portar a la Iglesia.


C. ORIENTACIONES - COMPROMISOS
1.       Negativamente
-          Desterrar, de manera especial en el clero, el clericalismo, machismo y patriarcalismo que detiene la participación de los laicos y particularmente de los jóvenes.
-          Dejar los dogmas, las normas y costumbres que no están al servicio del Evangelio, el Reino, la misión.
-           
2.       Positivamente
-          Volver a la cercanía entre las personas y la solidaridad con los pobres.
-          Reducir las instituciones privilegiando la misión como prioridad.
-          Retomar la dimensión comunitaria de la fe, fomentado la ‘sinodalidad’, o sea, el ‘caminar juntos’ entre todos los bautizados, siendo una Iglesia donde se decide entre todos y cada uno en su espacio.
-          Abrirse a las demás culturas y religiones, solidarizándose con las grandes causas: jóvenes, mujeres, naturaleza, sexualidad…


D. CONCLUSIONES: ‘¡Mucho ruido pocas y pocas nueces!’
1.       Muy buenas palabras… pero con contenido ‘descafeinado’ con relación al Documento de trabajo. y pocos compromisos reales: todo sigue igual.
2.       Muchas buenas ideas… pero poca profundización bíblica y teológica. No se siento la vitalidad de una espiritualidad para nuestro tiempo.
3.       Muy buenas intenciones, pero nos quedamos en orientaciones generales, sin decisiones ni compromisos firmes: en definitiva ‘todo sigue igual’.
Comentario: Hace falta cambiar ya personal y eclesialmente… proponiéndonos metas claras como Iglesia al servicio de la transformación de las personas y de la sociedad.
-          “La Iglesia es y debe ser la Iglesia de los pobres” (Juan 23, 1961) y no sólo con los pobres y para los pobres.
-          Para todos los bautizados, movimientos, instituciones, parroquia, clero, jerarquía y el mismo Vaticano, “el Reino es lo único absoluto; el resto es relativo” (ver Mateo 6,33 - Pablo 6°, 1975).
-          Nuestro servicio es, desde una conversión personal, la transformación social viviendo ya la sociedad que queremos: igualitaria, justa y solidaria.
-          Si damos protagonismo a los jóvenes y si apoyamos sus compromisos, la Iglesia puede reformarse y ponerse al servicio de las causas de los pobres.


“Que seamos siempre una Iglesia contempla-activa, enamorada de Dios
y apasionada del hombre", papa Francisco.


lunes, 7 de mayo de 2018

Papa Francisco y la Economía


Papa  Francisco: “ CAMBIO  SOCIAL :  ¡ ESA  ECONOMÍA  MATA ! ”



RE-LEYENDO Y REFLEXIONANDO ACERCA DE “EVANGELII GAUDIUM”

DESDE UNA EXPERIENCIA CONCRETA DE COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE.





CONTENIDO

-          El papa denuncia y condena el actual orden económico mundial

-          El papa invita a superar este fracaso del capitalismo

-          Es un regreso a la Biblia y al corazón del Evangelio

-          Abrir juntos caminos de liberación





                Las afirmaciones contundentes del papa Francisco contra la actual economía política de exclusión y las desigualdades sociales provocaron acerbas críticas de los grandes medios de comunicación internacionales: “El papa, como no es economista, no sabe de qué está hablando”… La poderosa red norteamericana de comunicación CNN le concedió la “Medalla de cartón” destinada para aquellos que suelen decir tonterías… Efectivamente el papa Francisco califica el actual orden económico como nunca antes lo había hecho ningún papa.



A. EL PAPA DENUNCIA Y CONDENA EL ACTUAL ORDEN ECONÓMICO MUNDIAL

“Hoy tenemos que decir ‘no’ a una economía de exclusión e inequidad. Esa economía mata”.



1.       Los 4 ‘NO’ económicos del papa:

-          “No a una economía de la exclusión (53-54).

-          No a la nueva idolatría del dinero (55-56).

-          No a un dinero que gobierna en vez de servir (57-58).

-          No a la inequidad que genera violencia (59-60).”



2.       Expresiones del mismo papa Francisco

-          “Hoy todo entra en el juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil”.

-          “Se considera al ser humano en sí mismo como bien de consumo, que se puede usar y luego tirar… Los excluidos no son ‘explotados’, sino desechos, sobrante” (EG 53).

-          “Las terribles desigualdades encuentran su origen en el mercado capitalista y la especulación financiera”.

-          Creer que la lógica del mercado pueda por sí mismo promover la inclusión social “expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados  del sistema económico imperante”.

-          “Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros o para entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado la globalización de la indiferencia”.

-          “La cultura del bienestar nos anestesia… mientras todas estas vidas truncadas por falta de posibilidad nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera” (54).

-          “Una tristeza individualista brota del corazón avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada”.

-          Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (Cf. Éxodo 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y la dictadura de la economía sin rostro y sin un objetiva verdaderamente humano” (55).

-          “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esta minoría feliz… Se instaura una tiranía invisible” (56).

-          “El actual sistema económico financiero es injusto en su raíz” (59).

-          “No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”.

-          Hay que atacar “las causas estructurales de la inequidad… La inequidad es la raíz de todos los males sociales”.



B. ADEMÁS EL PAPA NOS INVITA ENFRENTAR Y SUPERAR ESTE FRACASO DEL CAPITALISMO



1.       Analiza la realidad y las causas de la misma

-          El papa repudia las soluciones represivas contra los excluidos y la dominación solapada de los que “pretenden encontrar la solución en una educación que los tranquilice y los convierta en seres domesticados e inofensivos”.

-          Repudia al imperialismo y denuncia la prepotencia militar de Estados Unidos y sus aliados

-          Propone atacar “las causas estructurales de la inequidad”, renunciar “a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera”.



2.       Enjuicia este realidad desde la fe

-          Retoma la opción preferencial por los pobres e invita a asumir su causas: “El vínculo entre nuestra fe y los pobres es inseparable” (46-49), porque esta fue la causa de Jesús.

-          “Nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los pobres y por la justicia social” (201).

-          “La inclusión social de los pobres” (17) es “el criterio fundamental de la autenticidad de la evangelización” (95). “Fuera de los pobres no hay salvación” (monseñor Oscar Romero).



3.       Abre camino de superación

-          Propone cuidar las semillas esparcidas de la solidaridad, recogerlas para que se multipliquen, recogerlas para ponerla al servicio de nuestros pueblos.

-          Invita a dar “prioridad a la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos”.

-          Reivindica la organización popular, la lucha social, la militancia comprometida, el ejercicio de la política orientada hacia la justicia social.



C. EL PAPA REGRESA AL CORAZÓN DE LA BIBLIA Y DEL EVANGELIO



1.       Apocalipsis 2,5: “Vuelve a tu primer amor”. En la Biblia, ‘volver al primer amor’ es volver al Éxodo y a la lucha por la tierra. En América Latina es volver a Medellín y a la mística del Reino de Dios que identifica con el pueblo de los pobres y sus luchas de liberación.

2.       Éxodo 16,15-17. La experiencia equitativa del ‘maná’: “Este es el pan que Yahvé les da para comer… Cada uno recogerá lo necesario para la gente de su tienda de campaña… Ni los que recogieron mucho tenían más, ni los que recogieron poco tenían menos: cada una tenía su ración”.

3.       Sirácides 34,21-22: “El pan que mendigan es la vida de los pobres; el que se lo quita es un asesino. Mata a su próximo el que le quita los medios para sobrevivir; retener el salario de un trabajador es lo mismo que derramar su sangre”. Recordemos que es este capítulo del Sirácides que provocó la conversión de Bartolomé de Las Casas.

4.       Lucas 1,52-53. En su canto María “proclama la grandeza del Señor: … Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías”.

5.       Lucas 6,24: “¡Pobres de ustedes los ricos porque ya tienen su consuelo!”

6.       Marcos 10,25: “Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de Dios”.

7.       Santiago 5,4-6: “El salario de los trabajadores que cosecharon sus campos se ha puesto a gritar, pues ustedes no les pagaron; las quejas de los segadores ya había llegado a los oídos del Señor. Han conocido sólo lujo y placer en este mundo y lo pasaron muy bien mientras otros eran asesinados. Condenaron y mataron al inocente, pues ¿cómo podía defenderse?”



D. ABRIR JUNTOS CAMINOS DE LIBERACIÓN



1.       “Sueño con una acción misionera capaz de transformarlo todo para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda la estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación” (27).

2.       “Los ministros del Evangelio deben ser capaces de caldear el corazón de las personas, de caminar con ellas en la noche, de saber dialogar e incluso descender a su noche y su oscuridad sin perderse” (sept 2013).

3.       “Afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite: ‘¡Dadles vosotros de comer!’ (Marcos 6,37)”.

4.       Para el papa Francisco, “la propuesta de refundación de la Iglesia está centrada en el Jesús histórico, no idealizado, que se hizo pobre y peregrinó en medio de su pueblo legándonos el Evangelio de la fraternidad universal y de la dignidad y dejándonos un mensaje de amor incondicional, de misericordia y de ternura para los humildes” (L. Boff, ALAI, febrero de 2014).

5.       La Iglesia debe “salir” adónde la necesitan para anunciar, en el lenguaje apropiado a cada pueblo y cada tiempo, el mensaje liberador y alegre de Jesús y sumergirse en el mundo moderno afín de ayudarle a encontrar sentido a la vida y sabor a la lucha por ‘otro mundo posible, necesario y urgente’.

6.       “Si quieres ir rápido, ve solo; si quieres ir lejos, vayamos juntos” (Felipe Adolf).

7.       El papa Francisco es una conciencia de misericordia y compasión que no se olvida de los pobres. “Si las propuestas de Francisco no se operan en el terreno de las Iglesias locales, de nada servirán” (El País, enero 27 de 2014).



“Por haber trasladado el pontificado del palacio a las calles, comprometer a la mayor religión del mundo a enfrentar sus necesidades más profundas y equilibrar el juicio con la misericordia, el papa Francisco es ‘la Persona del Año 2013’ para Time”. Francisco es el tercer papa elegido persona del año: Juan 23 lo fue en 1962 y Juan Pablo 2° en 1994.

En su Exhortación ‘la Alegría del Evangelio’, el papa Francisco propone un programa radical de conversión personal y organizativa para toda la Iglesia, desde el papado hasta todo cristiano, como también de cambio social para toda la sociedad. ¿Cuáles van a ser nuestros aportes?


Padre Pedro Pierre, Comunidades Eclesiales de Base, Guayaquil, 2018.

sábado, 24 de febrero de 2018

Resumen de los 5 años del papa Francisco por un teólogo brasileño


CINCO  AÑOS  DE  FRANCISCO,  José  A.  Gomes  M.
Desde la perspectiva de la Teología de la Liberación

Presentación
La presente reflexión sobre los cinco primeros años del pontificado del papa Francisco se centra en algunos temas-clave que hasta ahora parecen confirmar la expectativa de muchos latinoamericanos de que un papa “del fin del mundo” fuera capaz de hacer escuchar en el “centro” de la iglesia y del mundo, el grito de dolor de la humanidad que sufre y el clamor de la tierra nuestra “casa común”.
En las páginas que siguen intento resumir, a mi manera, la recepción de los principales documentos y discursos del papa Francisco por parte de algunos teólogos e historiadores del cristianismo latinoamericano vinculados a la CEHILA[1], a Amerindia[2] y a la “Escuela del Dei”[3]. Después de muchos años de ráfagas del Vaticano en contra de la teología de la liberación, ahora se siente una brisa favorable que anima y fortalece esta teología.


A pesar de creer que “esta manera de elegir al papa es anacrónica, debe cambiar”, el padre Carlos Saracini, cura párroco de la Parroquia Santa Cruz[4], en el barrio San Cristóbal en Buenos Aires, al tener noticia de que su obispo, Jorge Bergoglio, había sido elegido en el conclave como el nuevo “obispo de Roma”, dice “sentir que ‘puede haber un aire fresco’ en nuestra Iglesia grande… que vive tan ‘ajena’ a estos tiempos nuestros”. Y prosigue: “Creo que él puede traer ‘más humanidad’ a esa curia romana tan alejada de la realidad. Es un hombre que puede romper con los protocolos… un hombre que anda de a pie”. Y vuelve a insistir más adelante: ¡Creo que puede llevar más ‘humanidad’ a nuestra Iglesia y eso ya es mucho! Parece poco, pero es mucho”.
Enumeraba el cura párroco de la iglesia de Santa Cruz los cuatro primeros “signos” de más humanidad que, para él, llegaba a Roma con el nuevo papa:
1) el saludar a la gente con un “buenas noches” y concluir con un “que descansen”, señal de un “claro diálogo entre él y la gente ahí reunida”;
2) el presentarse como el obispo de Roma, que nos remonta al modelo de Iglesia más colegiada propia del Vaticano II;
3) el adoptar el nombre de Francisco, que en la conciencia de la Iglesia y todo el mundo Francisco de Asís y Francisco Javier son santos que hablan de una nueva vuelta a lo simple, profundo y desafiante que es el Evangelio; y
4) el pedido de que la gente lo bendiga, antes que él diera su bendición luego de platicar brevemente de que lo esencial de la buena nueva de Jesús era la fraternidad universal.
Se trata de algo “muy básico”, insiste, “pero en una iglesia como la nuestra que se ha des-humanizado tanto, que nuestros lenguajes y gestos litúrgicos son tan ‘extraños’ para la sensibilidad de estos tiempos… que este hombre salude y se despida con sencillez, no es un dato menor.” Son signos que “alientan”, pero hay que “verlo actuar”, concluye. Por último, en su evaluación sobre el resultado del conclave con la elección de Francisco, el padre Carlos deja constar también su visión más amplia sobre la nueva coyuntura que se descortinaba para “nuestra Iglesia universal” y para su comunidad en Santa Cruz:
Mirando más ampliamente, estoy convencido que la Buena Noticia de Jesús va más allá de nuestra Iglesia; el Espíritu de Dios está actuando en todos lados, fecundando la Vida, para que haya Vida, pero Vida en abundancia. Ahora, si nuestra Iglesia puede darle una mano al Espíritu Santo, se ‘suma’ a ese proceso de humanización que el Espíritu viene empujando desde hace millones de años. Nosotros aquí en Santa Cruz “algo” estamos haciendo, y por supuesto queda mucho por andar. A Francisco le toca animar colegiadamente nuestra Iglesia universal para que sea más humilde, más sencilla, más acorde a estos tiempos nuestros. Estamos en comunión con esa búsqueda, lucha y utopía (Saracini 2013).
Al cumplirse cinco años del pontificado de Francisco, creo que la previsión del P. Carlos de “aire fresco” en la iglesia, o de la llegada de una “nueva primavera eclesial”, como dicen otros, no ha sido equivocada en su gran parte, y que por fin nuestra Iglesia ha vuelto a “dar una mano al Espíritu Santo” al proceso milenario de humanización protagonizado por Él. La comunidad de Santa Cruz, como es bien conocido en Argentina y en muchos otros lugares del mundo, ha sufrido su parcela de experiencia, aunque elevada, de deshumanización durante el último régimen militar iniciado el 24 de marzo de 1976. Quizás precisamente por ello -“parece poco, pero ya es mucho”-  que el obispo de Roma sea el mismo que ha dado pruebas suficientes de saber escuchar y dar la mano, gestos de solidaridad en los momentos difíciles y de sufrimiento de una comunidad[5].
Cinco años no es mucho, en la historia de una institución como la Iglesia católica con casi de dos milenios de edad y en donde, nos lo recuerda el teólogo español Juan José Tamayo, “la tendencia es dar respuestas del pasado a preguntas del presente” (Tamayo, J.J. 14 marzo 2017). Sin embargo, es posible delinearse con cierta claridad tres áreas prioritarias de acción que, para muchos, señalan un verdadero cambio de paradigma: la reforma de la iglesia, la economía y la ecología.

A. ECCLESIA SEMPER REFORMANDA Y LA OPCIÓN POR LOS POBRES
El pontificado de Francisco se inicia con un mandato de retomar, desde el centro de la iglesia, la reforma de la iglesia iniciada por el Concilio Vaticano II e interrumpida por un largo periodo de “invierno eclesial”, en su mayor parte correspondiente a los pontificados de San Juan Pablo II y Benedicto XVI (1980-2013), mientras en las bases, sobre todo en los países periféricos, este deseo de reformas siempre se ha mantenido vivo. Para el teólogo alemán Karl Rahner, el propio Concilio debería ser entendido como “el comienzo del comienzo” del aggiornamento, o actualización de la iglesia, que desde entonces debería abrir sus puertas sin temor para dialogar con el mundo moderno y las otras religiones, sobre todo las cristianas (ecumenismo). Esta visión del Vaticano II como “el comienzo” de los cambios de la iglesia, hacia adentro, recuerda Massimo Faggioli (2012, 38), es compartida por muchos obispos y teólogos católicos y de otras iglesias cristianas que participaron del Concilio en carácter de observadores que en la última sesión en 1965 alcanzaron a ser más de 180. Entre los que procedían de los continentes que habían sido colonizados por europeos, especialmente América Latina y el Caribe, la recepción teológica y pastoral del Concilio se dio inicio de inmediato, antes aun de concluirse su última sesión conciliar con la firma de la Constitución Gaudium et Spes, documento destinado a tener una recepción especialmente creativa en Asia, África y América Latina, una recepción que solamente había sido posible gracias a nuevas ideas y prácticas que incluso habían precedido al concilio. 

1.       El “Pacto de las Catacumbas”
Me refiero al llamado Pacto de las Catacumbas (Beozzo, José O., 2015), un compromiso de vida, trabajo y misión “por una iglesia servidora y pobre” firmado por un grupo de 42 padres conciliares el 16 de noviembre de 1965, durante una Eucaristía celebrada en las catacumbas de Santa Domitila en la periferia de Roma sobre la tumba de los mártires Nereo y Aquileo. La mayoría de esos obispos eran provenientes de América Latina y el Caribe (Brasil, Argentina, Cuba y Dominica) y de otros continentes del llamado tercer mundo: Asia (China, Indonesia, Corea del Sur, India e Israel); África (Zambia, Argelia, Togo, Congo, Chad, Congo-Brazzaville, Egipto, Yibuti, Seychelles); América del Norte (Canadá) y Europa (Francia, Bélgica, Grecia, España, Italia, Alemania y Croacia, parte de la entonces Yugoslavia). En los días siguientes, se sumaron a ese grupo cerca de otros 500 de los 2.500 obispos que participaron en el Concilio.
En América Latina y el Caribe, la influencia del compromiso de los obispos que adhirieron al Pacto fue muy grande, principalmente en las dos Conferencias Generales del CELAM que se siguieron, en Medellín (1968) y en Puebla (1979), y posteriormente en Aparecida (2007). Los documentos de esas Conferencias consagraron la “opción por los pobres” pero crítica de la pobreza, entendida como “producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas” (P 30). Influyó también en el modelo eclesial participativo promovido por las Comunidades Eclesiales de Base; en la lectura comunitaria de la Biblia utilizando el método ver, juzgar (analizar) y actuar, y considerado un antecedente importante del posterior desarrollo de la Teología de la Liberación.
El argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz (1980), comenta que el 21 de marzo de 2013, al entregarle al Papa una copia del Pacto de las Catacumbas a pedido de Mons. Pedro Casaldáliga, tuvo la impresión de que Francisco no conocía todavía el documento y se demostró muy sorprendido al verificar los nombres de los obispos que firmaban. En julio de 2014, en uno de sus artículos semanales, el teólogo de la liberación, L. Boff, introduce su publicación del texto del Pacto con el comentario de que “ahora con el Papa Francisco este pacto gana plena actualidad”, y concluye con una pregunta: “¿No son estos los ideales presentados por el Papa Francisco?” (Boff, L. julio de 2014).[6]
En su pequeño libro Francisco de Roma y Francisco de Asís. ¿Una nueva primavera en la Iglesia?, publicado apenas seis meses después de la inauguración del papado de Francisco, L. Boff no tiene dudas, y afirma, “con toda seguridad”, que “la iglesia católico-romana ya no será nunca la misma” (Boff, L. 2013, 10). Para el autor es inevitable comparar a los dos Franciscos, el de Asís y el de Roma, pues el solo hecho de haber escogido ese nombre, en explícita referencia a Francisco de Asís, “es porque quiere dar, solo con el nombre, un mensaje a todos: de ahora en adelante se intentará un modo nuevo de ejercer el papado, despojado de títulos y de símbolos de poder, y se procurará poner énfasis en una Iglesia inspirada en la vida y el ejemplo de san Francisco de Asís, es decir, en la pobreza, la sencillez, la humildad, la confraternización con todos, incluidos los seres de la naturaleza y la propia hermana y Madre Tierra” (Boff, L. 2013, 9).
Se trata, por lo tanto, más que apenas la utilización de un nombre. Es “un proyecto de Iglesia pobre, sencilla, evangélica y desprovista de todo aparato” (Boff, L. 2013, 22), muy distinto al modelo de Iglesia-Imperio que, precisamente en tiempos de Francisco de Asís, el papa Inocencio III (1198-1216) reivindicaba para sí y a sus sucesores la plenitudo potestatis, la totalidad del poder espiritual y temporal, como sacra potestas, poder sagrado. Ese modelo convertía la iglesia en una gran empresa vendedora de productos de salvación eterna: sacramentos, devociones, indulgencias, peregrinaciones, dogmas a ser creídos por sus “fieles” o punidos con la excomunión o la inquisición por sus “infieles” o “herejes”. Esa iglesia, celosa propietaria de poderes sagrados, característica de la alta Edad Media, era una iglesia triunfalista, clerical, distante del pueblo, narcisista, ensimismada, auto-centrada, autorreferencial,… en palabras utilizadas por el Papa Francisco en diferentes lugares. 

2.       Reforma y ecumenismo en el 500 Aniversario de la Reforma.
Demetrio Valentini, obispo emérito de la diócesis de Jales (Brasil), en el prefacio que escribe a la publicación de Amerindia sobre La Reforma de la Iglesia en tiempos de discernimiento (Trejo M. y Hermano R. orgs., 2015) afirma que el momento que vivimos es una “ocasión privilegiada para que todo el pueblo de Dios se ponga en camino y se conyuguen las perspectivas ‘desde arriba’ y ‘desde abajo’ para que la Iglesia de nuestro tiempo se reforme de acuerdo al querer de Jesús” (Valentini, D. 2015, 11). Se refería, obviamente, al hecho histórico de que contamos hoy, “excepcionalmente”, con un papa con una agenda explícita de reforma de la Iglesia que viene al encuentro con la reforma siempre querida desde los pobres, “desde abajo”, desde la periferia del poder eclesiástico a ejemplo de san Francisco y demás movimientos reformadores de la Edad Media, Martin Lutero, san Ignacio, santa Teresa y muchos otros santos” [7] (Valentini, D. 2015, 8).
La fidelidad al querer de Jesús y a los signos de los tiempos es garantizada por el lugar central que ocupan los pobres en el camino de la Iglesia, una Iglesia que a partir del Concilio Vaticano II se define claramente, especialmente en la Constitución Gaudium et Spes, como al servicio del mundo y del reino de Dios en seguimiento del Jesús histórico (GS 3).
La conmemoración del Aniversario de 500 años de los eventos que dieron inicio al movimiento de la Reforma en la segunda década del siglo XVI, coincide con el 50 aniversario del inicio del diálogo luterano-católico con la fundación de la Comisión Luterano-Católico-Romana sobre la Unidad en 1967, a 52 años de la conclusión del Concilio Vaticano II (1962-1965), primer Concilio en 400 años a ser realizado en el contexto de un movimiento por la unidad de los cristianos. Un marco importante desde la entrada de la Iglesia Católica en el movimiento ecuménico, es la Conmemoración conjunta entre luteranos y católicos de ese quinto centenario durante el año de 2017.
Al inaugurar ese año de Conmemoración conjunta, en Lund, Suecia, el papa Francisco habla del espíritu renovado con que vivimos esa oportunidad y la consciencia de que “la unidad entre los cristianos es una prioridad, porque reconocemos que entre nosotros es mucho más lo que nos une que lo que nos separa” (Francisco, 2016), palabras esas del Papa Juan XXIII, incluidas en el Prólogo del documento, Del Conflicto a la Comunión (FLM-PCPUC, 2013). Y lo que nos une, afirma la Declaración conjunta con ocasión de la Conmemoración conjunta Católico-Luterana de la Reforma: es la capacidad de católicos y luteranos de testimoniar juntos el Evangelio de Jesucristo y seguir juntos en el servicio de “la defensa de los derechos humanos y la dignidad, especialmente la de los pobres, […] acoger al extranjero, […] socorrer las necesidades de los que son forzados a huir a causa de la guerra y la persecución, defender los derechos de los refugiados y de los que buscan asilo”, así como en el servicio de “la defensa de toda la creación de Dios que sufre los efectos de la codicia insaciable.
La Declaración conjunta es un fruto maduro de la conciencia ecuménica nacida de varias décadas de diálogo fraterno y de acciones concretas de solidaridad y defensa de los más vulnerables entre los que se encuentra la propia “casa común”, el sistema vida en este planeta tierra.

3.       La reforma de la Iglesia “en salida misionera”.
La primera de las cuestiones que el Papa Francisco llama de nueva etapa evangelizadora, con enfoque ético y verdaderamente humano, es la reforma de la Iglesia en salida misionera (EG 17), que es lo mismo que la transformación misionera de la Iglesia (título que recibe el Cap. I). Las palabras que utiliza como sinónimas de reforma, salida y transformación, se multiplican rápidamente: conversión, apertura, renovación, cambio, camino… lo que señala la amplitud y profundidad de sentido que la expresión “reforma en salida misionera” puede abarcar.
El Concilio Vaticano II presentó la conversión eclesial como la apertura a una reforma permanente de sí misma por fidelidad a Jesucristo: ‘Toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en una mayor fidelidad a la propia vocación. […] La Iglesia peregrina es llamada por Cristo a esta reforma perene. Como institución humana y terrena, la Iglesia necesita perpetuamente de esta reforma’ (EG 26).
En el lenguaje del Papa Francisco, la iglesia se había tornado una iglesia auto-centrada, autorreferencial, narcisista y, ciertamente desde la conclusión del Concilio Tridentino en la segunda mitad del siglo XVI y la Contrarreforma, una iglesia triunfalista,[8] visión que predominó en el imaginario de la iglesia católica por cuatro siglos, hasta las vísperas del Concilio Vaticano II, y que todavía subsiste en los ambientes eclesiásticos más conservadores que insisten en el restablecimiento de la res-publica christiana o la Cristiandad medieval.
Durante un diálogo con los sacerdotes de la diócesis de Caserta, al sur de Nápoles, el Papa Francisco, a la pregunta sobre cómo debe de ser la iglesia en los días de hoy, explica en lenguaje directo y sencillo, y en clara referencia a su EG, que: “No hay que ser una Iglesia cerrada en sí, que se mira el ombligo, una Iglesia autorreferencial, que se mira a sí misma y no es capaz de trascender. Es importante la trascendencia dúplice: hacia Dios y hacia el prójimo. Salir de sí no es una aventura, es un camino, es el camino que Dios ha indicado a los hombres, al pueblo desde el primer momento cuando dijo a Abrahán: “Deja tu tierra”. Salir de sí. Y cuando salgo de mí, encuentro a Dios y encuentro a los demás. ¿Cómo encuentro a los demás? ¿De lejos o de cerca? Es necesario encontrarlos de cerca, la cercanía. Creatividad, trascendencia y cercanía. Cercanía es una palabra clave: ser cercano. No asustarse de nada. Ser cercano.” (Francisco 2014b).
¡La trascendencia es por esencia “dúplice”! No hay encuentro con Dios sin el encuentro con el prójimo. Por lo tanto, Dios no es el único trascendente: el prójimo, también lo es, al que se incluye la propia naturaleza, lugar donde trascendencia e inmanencia se encuentran (Laudato Si’). Sin embargo, para encontrar al otro es necesario, antes, estar abierto para salir de sí mismo, y, al acercarse al otro, no temer la buena novedad del cambio, pues, “cuando somos capaces de superar el individualismo, se puede realmente desarrollar un estilo de vida alternativo y se torna posible un cambio relevante en la sociedad” (LS 208).
La apertura a lo trascendente de la persona humana, en su sentido propio histórico y bíblico, es lo que hace posible “una nueva mentalidad política y económica, capaz de reconducir toda la actividad económica y financiera dentro de un enfoque ético que sea verdaderamente humano” (Francisco, 2014).[9]

B. “ESCUCHAR EL CLAMOR DE LOS POBRES”.
Evangelización y sistema económico: la primacía del ser humano frente a los ídolos del mundo moderno, el dios dinero.
En Evangelii Gaudium (EG) el papa Francisco retoma, explícitamente, el mismo concepto de Iglesia utilizado en Gaudium et Spes (GS) y en Lumen Gentium (LG) sobre la Iglesia entendida como toda la comunidad cristiana integrada por hombres [y mujeres], quienes, reunidos en Cristo y guiados por el Espíritu Santo peregrinan hacia el reino del Padre mientras comunica a todos la buena nueva de la salvación que ha recibido (GS 1; y LG 9, 10).
Para el Concilio Vaticano II, la Iglesia se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia, (GS 1) y se dirige a todos los hombres [y mujeres] con “su deseo de anunciar a todos, como entiende la presencia y la acción de la Iglesia en el mundo actual” (GS 2). Así, tanto en la GS como en la EG, la Iglesia, al salirse de sí misma en obediencia al mandato misionero de Jesús encuentra la realidad del otro, los hombres y mujeres del mundo de hoy, “sobre todo a los pobres y cuantos sufren, con sus alegrías y esperanzas, angustias y tristezas” (GS 1).
En ese sentido, el Papa Francisco, al hablar de la “inclusión social de los pobres” (EG 186-216), insiste en la exigencia de la Iglesia por escuchar el clamor del pobre por justicia y socorrerlo (EG 187 y 188). Invita a recorrer las Escrituras y descubrir al Padre bueno que quiere escuchar el clamor de los pobres según Ex 3,7-8.10. Recuerda todavía otro ejemplo, más cercano a la realidad del mundo actual de los pobres, cuando el Apóstol Santiago retomaba, con convicción, la figura del clamor de los oprimidos: «El salario de los obreros que segaron vuestros campos, y que no habéis pagado, está gritando. Y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos» (5,4). Por eso, y al hablar de la necesidad de crecer en una solidaridad que permita a todos los pueblos llegar a ser por sí mismos artífices de su destino (EG 190), recuerda que, “en cada lugar y circunstancia, los cristianos, alentados por sus Pastores, están llamados a escuchar el clamor de los pobres, como tan bien expresaron los Obispos de Brasil: «Deseamos asumir, cada día, las alegrías y esperanzas, las angustias y tristezas del pueblo brasileño, especialmente de las poblaciones de las periferias urbanas y de las zonas rurales -sin tierra, sin techo, sin pan, sin salud- lesionadas en sus derechos. Viendo sus miserias, escuchando sus clamores y conociendo su sufrimiento, nos escandaliza el hecho de saber que existe alimento suficiente para todos y que el hambre se debe a la mala distribución de los bienes y de la renta. El problema se agrava con la práctica generalizada del desperdicio»” (EG 191).
A pesar de que en los dos importantes documentos del Concilio ya aparezcan, de manera explícita, la centralidad del pueblo de Dios, de los pobres, de los que sufren y de los oprimidos (LG 8), su papel de ser “sujetos de la evangelización” es reafirmada por Francisco en su visión de iglesia como la totalidad del pueblo de Dios que evangeliza (EG 17), ya que esta, más que una institución orgánica y jerárquica, es un pueblo que peregrina hacia Dios (EG 111).
Comentando al respecto, P. Suess (2015b) dice que, al igual que la Gaudium et spes, del Vaticano II, también la EG “asumió el discurso inductivo, interrumpido durante el tiempo pós-conciliar”, pues, para Francisco, “el punto de partida de la misión de la Iglesia es el sufrimiento concreto de las personas, la indignación con el hambre y la ganancia, con la soledad y el abandono, con la falta de solidaridad y con la negación del reconocimiento” (p. 9-10).
Se trata, por lo tanto, del método de la evangelización, que, para el Papa, antes de hablar de “algunas cuestiones fundamentales relativas a la acción evangelizadora” es necesario tener presente el “contexto”, o sea, la realidad en que vivimos y actuamos en el mundo de hoy (EG 50). Por su parte, Jung Mo Sung, comenta que esta postura del Papa nos recuerda el método “ver-juzgar-actuar”, de larga trayectoria en las Comunidades Eclesiales de Base en Latinoamérica y en los documentos del magisterio latinoamericano, como el documento de Medellín, pero utilizado por él no de una manera lineal o mecánica, ya que cada momento no es autónomo ni neutro, sino que cada momento influye en el otro, dando cuenta de la riqueza y complejidad de la realidad (EG 176).
Para comprender la realidad, es necesario escoger una determinada clave de lectura, puesto que “los aparatos conceptuales están para favorecer el contacto con la realidad que pretenden explicar, y no para alejarnos de ella” (EG 194). Sin embargo, relativiza el Papa, una visión puramente sociológica de la realidad, con su pretensión de abrazar toda la realidad de manera éticamente neutra y aséptica, es inútil para los que se preocupan con la misión evangelizadora, e inclusive para quien busca profundas transformaciones sociales.[10] Prefiere situarse más en la línea del discernimiento evangélico, al realizar el necesario diagnóstico de la realidad.

4.       La irracionalidad idolátrica del mundo.
El primer gran desafío a la evangelización que Francisco identifica es la propia “economía de la exclusión y de la inequidad social” (EG 53). En clara violación del mandamiento de no matar, “esa economía mata”, afirma categóricamente. Y no solo mata simplemente por la explotación y la opresión donde “el más poderoso se come el más débil”, sino también a través de algo nuevo: la exclusión, donde el ser humano, después haber sido convertido en un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar, como ocurre en una cultura del «descarte». En conclusión, “los excluidos no son explotados sino desechos, sobrantes.”
Al preguntarse por la causa principal, al contrario de contestar como los pensadores neoliberales que es por la “falta de libertad del mercado” o por la falta de “eficiencia económica”, Francisco contesta que es más bien por la “la nueva idolatría del dinero, porque aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades” (EG 55).
Según Mo Sung, esta es precisamente una primera gran novedad en la Evangelii Gaudium: el diagnóstico de que el “adversario” de la Iglesia ya no es más el ateísmo, el racionalismo o el secularismo del mundo moderno, como lo ha sido en las últimas décadas y hasta siglos. La EG denuncia la creación de “nuevos ídolos”, y el hecho de que nuestra relación con el dinero se ha transformado en idolatría desde el momento en que negamos la primacía del ser humano y aceptamos pacíficamente el dominio del dios-dinero sobre nosotros y nuestras sociedades:
La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano (EG 55).

5.       La invención moderna de la religión.
Cuando el Papa dice que el mundo actual no es ateo y centrado en la razón, significa que él ha abandonado una concepción de religión que durante los últimos cinco siglos la ha reducido al ámbito de la vida privada y ocupada apenas por la salvación eterna individual pos-mortem, del alma. El Papa en la EG asume, en cambio, uno de los ejes fundamentales de la Biblia: el discernimiento entre los dioses de la opresión, ya que mientras los ídolos requieren el sacrificio de vidas humanas, el Dios Verdadero quiere que todas las personas tengan vida en abundancia.
También recuerda J. Mo Sung que el Papa, al afirmar que el mundo actual no es ateo, sino que se fundamenta en la “idolatría del dinero”, él está retomando una de las tesis de la Teología de la Liberación (TL), especialmente de la Escuela del DEI, que ya en 1980 publicó la obra colectiva La lucha de los dioses, en la que precisamente argumentaba que el problema central del mundo moderno no es el ateísmo sino más bien la irracionalidad de la idolatría que exige el sacrificio de vidas humanas, especialmente de los pobres, en nombre de los dioses de la opresión de nuestro tiempo. De esa forma, el tema económico por Francisco es una parte esencial de la discusión teológica sobre la misión de evangelización en el contexto de hoy; y, más aún, afirma que el mundo capitalista no está fundamentado en la razón atea, sino en la “irracionalidad de la idolatría” (Hinkelammert).
En consecuencia, la principal tarea de la teología y de la evangelización ya no es anunciar y justificar la fe en Dios a un mundo ateo y racional, sino más bien desenmascarar a los ídolos de la opresión, tanto en la economía como en la religión, y anunciar la buena noticia del Dios de la Vida que se encarnó para que todas las personas tengan vida en abundancia. Evangelizar incluye, por lo tanto, el discernimiento entre los dioses de la opresión, o sea, la capacidad de distinguir, a la luz del Evangelio, los ídolos que requieren el sacrificio de vidas humanas y de la naturaleza al dios dinero y sus valores como el “progreso”, la “prosperidad” y el “poder”, del Dios Verdadero que quiere que las leyes del Mercado, del Estado, de la Iglesia, etc., estén al servicio de la vida de todos.

6.       Capitalcentrismo y antropocentrismo. La primacía del ser humano.
Retomando la presentación sobre las novedades de la EG, J. Mo Sung explica la utilización de la expresión “primacía del ser humano” en la afirmación del Papa Francisco de que “hay una profunda crisis antropológica: la negación de la primacía del ser humano” (EG 55). Por primera vez un documento firmado por el Papa desenmascara la ideología del capitalcentrismo disfrazada de antropocentrismo y, al mismo tiempo, afirma la primacía del ser humano ante los ídolos del dinero, del capital y del mercado.
De hecho, la modernidad capitalista y su historia de acumulación que con los grandes “descubrimientos” en el siglo XVI sacrificó millones de personas en América, África y Asia, y también de campesinos y trabajadores en Europa, condenados al hambre para saciar el hambre insaciable del capital. Al mismo tiempo, los economistas, filósofos e inclusive muchos teólogos presentaban a esa modernidad como antropocéntrica. Solo que los seres humanos de ese falso antropocentrismo son seres “abstractos”: sus cuerpos carecen necesidades y de relaciones sociales, ni forman parte de la naturaleza. “El capitalismo devora seres humanos concretos, corporales, y se justifica con una conciencia de antropocentrismo abstracto y trascendental” (Mo Sung, J. 2014) como lo hizo durante los 400 años de sistema esclavista y en poco más de un siglo de economía de mercado en el que el “centro” es ocupado por el capital, su crecimiento es presentado por los economistas capitalistas como necesario, infinito y un producto del valor y méritos propios.
Concluye Mo Sung, que para superar al capitalismo que sacrifica vidas humanas en nombre de las leyes del mercado sacralizado, es indispensable luchar contra esos dos hermanos gemelos: el capitalcentrismo y el antropocentrismo abstracto, y, en cambio, afirmar la primacía del ser humano concreto con su cuerpo, frente al ídolo sus relaciones sociales y con el medio ambiente.
Para Franz Hinkelammert, al comentar esos mismos números de la EG (EG 53-56), en ese lugar el Papa Francisco pasa al análisis de las causas de la actual economía de exclusión y de muerte, en el que el ser humano se ha transformando en un bien de consumo que puede ser usado y luego descartado (EG 53), o sea, una economía en que “la negación de la primacía del ser humano transforma mercado y dinero, en ídolos de un fetichismo despiadado, y transforma la sociedad en una dictadura de una economía que ha perdido todo rostro” (Hinkelammert 2015, 44). Esta es, por lo tanto, una economía inhumana.
Esta crítica de Francisco a la idolatría, o la religión idolátrica, coincide con la crítica de la religión de Marx inclusive en el uso de las palabras, cuando, en la Introducción a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel escribe que “la crítica de la religión desemboca en la doctrina de que el hombre es el ser supremo para el hombre” de donde derivaba lo que llama de “imperativo categórico de echar por tierra todas las relaciones en que el hombre sea humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable y por los movimientos populares.”[11]

7.       Poder del ídolo-dinero y Dios en la cruz.
En el mundo actual, donde el hombre (la humanidad), creado a la imagen y semejanza de Dios, ha dejado de ocupar el centro de las relaciones económicas en sus relaciones con la naturaleza creada y con el Dios creador, y en su lugar se ha establecido el dios-dinero, para recuperar la primacía del ser humano es necesario, ante todo, desenmascarar a ese dios y demostrar que no pasa de un ídolo. Pero para eso, escribe Mo Sung, es necesario romper con la imagen tradicional de Dios asociado con el poder, un Dios como “todopoderoso”, un Dios muy distinto del evangelio que anuncia a un Dios-Amor, que no pide sacrificio y tiene compasión por los pobres y las víctimas de las opresiones, que escucha al clamor de los oprimidos y cautivos (Lc 4, 18-19).
Si no hay en este mundo un poder más fascinante que el poder del dinero, y si la riqueza, asociada al poder, es presentada como la manifestación de la bendición de Dios poderoso, de su voluntad, una señal de la recompensa divina por supuestos actos meritorios,… los detentores de esa riqueza, son tenidos como justos, bendecidos por Dios y victoriosos, aun cuando en realidad se tratase de bienes obtenidos por medios obscuros. Es cierto que la tentación de asociar a Dios con el poder y la riqueza no es una práctica exclusiva del capitalismo, como lo vemos con las magníficas catedrales, ricas en oro y obras de arte caras, herencia de épocas anteriores al actual sistema económico de mercado; pero también es cierto que nunca antes el dinero ha logrado la capacidad de aparecerse como entidad autónoma, con vida propia y poderes sobrehumanos.
Solo el Dios de los evangelios, la buena nueva a los pobres, el Dios de los profetas, que escucha el clamor de la humanidad y de la naturaleza oprimida, puede ayudarnos a restablecer la primacía del ser humano concreto sobre el ídolo-dinero. La expresión máxima del Dios compasivo y misericordioso es la fe de que Dios estaba en la cruz con y en Jesús, donde el justo fue condenado y brutalmente asesinado en nombre del Dios del Templo y del Imperio Romano. Concluye el teólogo coreano-brasileño, J. Mo Sung, que, a su criterio, la contribución más importante de la Evangelii Gaudium, fue, sin duda, el haber puesto la crítica a la idolatría del dinero y a la absolutización del mercado, en el centro de la discusión teológica y en el núcleo de la misión de evangelizar. Los intereses del mercado divinizado, transformados en ley absoluta, miran con desprecio sarcástico a la ética considerada contraproducente, demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder. En última instancia, la ética lleva a Dios que espera una respuesta comprometida que esté fuera de las categorías del mercado (EG 56-57). A partir de ahora, el anuncio de la buena nueva debe ser pensado y realizado siempre a partir del discernimiento de los principales problemas que afectan la vida de los más vulnerables, y, teniendo como marco, un juicio teológico sobre el mundo, lo que llama de una ética no ideologizada.

C. “ESCUCHAR EL CLAMOR DE LA TIERRA”
Después de publicar la Evangelii Gaudium, exhortación dirigida a los miembros de la Iglesia católica a fin de movilizarlos para un proceso de “reforma misionera todavía pendiente”, el Papa escribe la Carta la Encíclica sobre el Cuidado de la Casa Común, la Laudato Si’ (LS), y se dirige “a cada persona que habita este planeta” (LS 3).
Ambos documentos se complementan. Así, si en el primer documento Francisco se ocupa de la necesidad de la Iglesia de escuchar el clamor de los pobres, de los excluidos, de los más vulnerables de la sociedad moderna capitalista con una economía sin rostro y sin corazón; en el segundo trata de la urgencia de, al mismo tiempo, “escuchar el clamor de la tierra”. En realidad, esos dos clamores son inseparables, como los presenta el Papa Francisco desde el inicio de la Laudato Si’ (n. 2) de que “…entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8, 22).

1.       Ecología: Grito de la tierra, grito de los pobres.
Hace once años, a principios de abril de 2007, en una entrevista a IHU On-Line, Leonardo Boff, afirmaba que la Teología de la Liberación (TdL) no solo estaba viva, sino que Roma estaba “perdiendo la batalla” contra esa teología (Boff 2007). Estaba viva porque, “ella nació al escuchar el grito de los oprimidos y como hoy ese grito aumentó y se hizo clamor, ella tiene todas las razones para continuar viva.” Además, prosiguió, hoy no solo los pobres gritan, sino que gritan también las aguas, las florestas, los animales y la propia Tierra que sufre la agresión sistemática del modo de producción y del consumo globalizado. Por ese motivo, decía, nació en América Latina una “vigorosa ecoteología de la liberación”, que fue asumida también por muchas iglesias y universidades del primer mundo.
En la navidad de 2016, en una entrevista al periodo alemán Kölner Stadt Anzeiger, L. Boff dice que el Papa Francisco transformó la teología de la liberación en un bien común de la iglesia (Frank 2016) -una interpretación que seguramente no es compartida por todos. Pero para él el Papa la amplió con la Encíclica Laudato Si’, “pues hoy quien habla de los pobres necesita hablar también de la Tierra, porque ella es la gran pobre y también está siendo depredada y violada.” Por lo tanto, “escuchar el clamor de los pobres significa escuchar el clamor de los animales, de las florestas, de toda la creación torturada. Toda la Tierra está gritando.” En realidad, es de 1990 uno de sus libros que lleva, precisamente como título: “Ecología. Grito de la Tierra. Grito de los Pobres”, y que recibe nueva edición en 2015, donde elabora su “esbozo” para una “Ecoteología de la Liberación”. En esa obra explica que la Teología de la Liberación y la ecología tienen un punto de partida común: el grito. El grito del pobre y del oprimido con sus diferentes rostros dio origen a la Teología de la Liberación. El grito de la Tierra y de la naturaleza explotadas y devastadas… [dio origen a] la ecología (Boff 2015, 212).

2.       San Francisco: la dimensión horizontal del cristianismo.
En otra entrevista del mes de octubre de 2007, L. Boff decía que San Francisco fundó un nuevo humanismo, una síntesis feliz entre la ecología exterior (cuidado hacia todos los seres) y la ecología interior (ternura, amor, compasión y veneración). “Él es nuevo, nosotros somos los viejos”, decía, “aunque haya vivido más de 800 años antes de nosotros” (Boff, 2007). Se refería, obviamente, a la actualidad del modelo de vida que el santo vivió en su relación con los pobres y con la naturaleza, desde el momento en que redescubrió la humanidad pobre de Jesús encarnada en los más pobres de su tiempo que eran los leprosos con quien fue a vivir.
Hasta la época de San Francisco, el cristianismo vivía la dimensión vertical: todos somos hijos e hijas de Dios padre. Con él el cristianismo comenzó a vivir la dimensión horizontal: si todos somos hijos e hijas, entonces todos somos hermanos y hermanas. Y esa dimensión fraterna no incluye apenas a los humanos y a los seres vivos, sino también a cada uno de los seres de la creación desde la estrella más distante, al sol, la luna y la babosa en el camino. San Francisco descubre a Dios en la naturaleza al entenderla como hermana; así ella no es más paganizada, llena de divinidades. Ella es el gran sacramento de Dios. Por eso San Francisco asumía todo como venido de las manos de Dios, no solo las cosas alegres sino también las sombrías y dolorosas como la hermana enfermedad y la hermana muerte. Ese tipo de espiritualidad es importante para un cristianismo liberador, pues es capaz de descubrir a Dios en la riqueza de la diversidad de toda la creación y no apenas en el ámbito restricto de la iglesia institucional.
Preguntado sobre cómo el entonces Papa Benedicto XVI veía a San Francisco y cual su opinión sobre la visión del Papa, L. Boff contestó que el Papa era un “saudosista” (nostálgico) y poseía una concepción de Iglesia de la tradición medieval, superada posteriormente por la misma Iglesia. Se trata de una visión de “Iglesia como un fin en sí misma y como condición necesaria para la salvación de la humanidad”. Benedicto XVI se olvidaba, continúa L. Boff, que el Salvador no es la Iglesia, sino que Jesús vino para toda la humanidad, que ilumina cada persona que viene a este mundo, y que, en el fondo, aquel que redime es el Cristo cósmico de la teología de San Pablo, y redime no apenas la humanidad sino también a toda la creación. Por lo anterior, concluía que la afirmación del Papa Ratzinger que destacaba la “importancia de San Francisco como hombre de la Iglesia”, iba precisamente en contra de todo el espíritu de San Francisco que veía la acción redentora de Dios en todas creaturas.
Por su parte, el Papa Francisco en la Laudato Si’, invoca a San Francisco de Asís antes de lanzar su invitación urgente a renovar el diálogo sobre la manera como estamos construyendo el futuro del planeta (LS 14). Le dedica a este santo tres párrafos al inicio de la LS (ns. 10-12), espacio donde introduce por primera vez en la encíclica el concepto de “ecología integral”.
-          San Francisco es su “modelo bello y motivador […] el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, […] el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior”. Por eso el Papa Francisco tomó su nombre “por guía e inspiración” en el momento de su elección para obispo de Roma (LS 10).
-          En segundo lugar, San Francisco es también quien con “su testimonio nos muestra que una ecología integral requiere apertura para categorías que trascienden el lenguaje de las ciencias exactas o de la biología y nos ponen en contacto con la esencia del ser humano” (LS 11). Estas líneas expresan la convicción del Papa Francisco de que “no habrá una nueva relación con la naturaleza, sin un ser humano nuevo” (LS 118). Y en la EG, al dirigirse a los cristianos recuerda que, como San Francisco de Asís, todos, pequeños pero fuertes en el amor de Dios, estamos llamados a cuidar de la fragilidad del pueblo y del mundo en que vivimos (LS 216).

3.       Laudato Si’: La Ecología integral.
Durante el Primer Encuentro Mundial de los Movimientos Populares realizado en Roma (2014), el Papa anunció que estaba preparando una encíclica sobre Ecología, y afirmaba: “tengan la seguridad que sus preocupaciones estarán presentes en ella”. De hecho, aunque en la Encíclica Laudato Si’ no mencione explícitamente a los “tres T” (Tierra, Techo y Trabajo), reivindicaciones de los campesinos, indígenas y trabajadores que el Papa los asume también como suyos, esa carta se caracteriza precisamente por vincular (integrar), por primera vez, el “clamor de los pobres” al “clamor de la tierra” (LS 49), pues, así como no hay separación entre naturaleza y sociedad, así también, “no hay dos crisis separadas sino una sola y compleja crisis socio-ambiental” (LS 139).
El concepto de “ecología integral” Francisco lo desarrolla en el capítulo IV de la Encíclica (LS 137-162). Para L. Boff, este concepto en la que llama de “eco-encíclica del Papa”, es “la gran novedad de la Laudato Si’. Ni la ONU produjo un texto de esta naturaleza” (IHU-Adital 18 de junio 2015). “Nada de este mundo nos resulta indiferente” (LS 3). Así encabeza el Papa Francisco los números que explican los destinatarios y las motivaciones para escribir la Encíclica Laudato Si’. Esta frase llama a la mente otra muy semejante y de larga historia: “Nada humano me es ajeno”, una cita de Terencio, escritor humanista romano, del siglo II a.C., frecuentemente utilizada por pensadores humanistas a lo largo de la historia, desde Cícero, Seneca y San Agustín, pasando por Marx en el siglo XIX, hasta Miguel de Unamuno en el siglo XX. Esa misma frase, levemente modificada, fue también utilizada por el Concilio Vaticano II al inicio de la Constitución Pastoral Gaudium et Spes (GS 1). Además, ese párrafo concluye diciendo que “la Iglesia […] se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia”. Se puede decir que, por tercera vez, se afirmaba la centralidad del ser humano concreto, o sea, con toda su historia, “sobre todo de los pobres y de cuantos sufren”, a quienes promete la solidaridad de los discípulos de Cristo y de su Iglesia. 

a)       Interés por resolver las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad. Vimos que en la Evangelii Gaudium Francisco da un paso cualitativo hacia adelante en relación a todo el magisterio social de la iglesia anterior. No apenas denuncia los efectos del modelo de desarrollo capitalista (Rerum Novarum de León XIII y Populorum Progressio de Pablo VI) o los efectos de la injusticia (Pace in Terris de Juan XXIII), sino que se interesa también por la necesidad de que sean resueltas las causas estructurales de la pobreza y de la desigualdad social (Elizalde 2016). Encuentra esas causas en la idolatría del dinero y en el mercado absolutizado y divinizado, con su ética ideologizada, de rechazo a Dios y sometida al sistema económico imperante actualmente (EG 56-57 y 202), sistema ese que se define como “capitalismo de mercado neoliberal y globalizado” (Carrera y Puig 2017, 29), y se caracteriza por el consumo compulsivo y por la exclusión.

b)       Nada nos resulta indiferente. Cuando afirma en la Laudato Si’ que “nada de este mundo nos resulta indiferente”, Francisco llama la atención a la relación de interdependencia universal de los seres humanos entre si y también de los seres humanos con la naturaleza. Más que nunca en la historia humana se ha hecho tan urgente y fundamental la toma de consciencia de la interdependencia de la especie humana en su relación con las otras especies y seres vivos del planeta. La consciencia de que todos formamos parte del mismo sistema vida que compartimos; de que “cada una de las creaturas, especialmente las vivientes, tiene un valor en sí misma, de existencia, de vida, de belleza y de interdependencia con las demás creaturas” (Francisco 2015c).
La gran novedad de la Laudato Si’ dentro de la enseñanza del magisterio eclesial es precisamente ese concepto de ecología integral, el primer documento del Magisterio a concebir la realidad humana y planetaria como un todo inseparable e interconectado, lo que implica entender que ofender la Tierra es ofender al ser humano que también es Tierra (cf. Génesis). El concepto de ecología integral supone también una visión sistémica sobre el modo como la humanidad actualmente habita la Casa Común, una visión que es consciente de la interconexión entre la economía, la política, la educación, la ciencia y de esas con la ética. Esa visión, según L. Boff, es absolutamente nueva en los discursos del magisterio, todavía rehén del viejo paradigma que separaba, dicotomizaba, atomizaba y dividía la realidad en compartimentos (Boff 2015b). Francisco, en cambio, alerta contra la aparente conexión del mundo contemporáneo (i.e. globalización neoliberal) que esconde fragmentaciones y confrontamientos por intereses individualistas:
El mundo contemporáneo, aparentemente conexo, experimenta una creciente y sostenida fragmentación social que pone en riesgo todo fundamento de la vida social y por lo tanto termina con enfrentarnos unos con otros para preservar los propios intereses. (Francisco 2015c)

c)       Recepción de la Laudato Si’ por los Movimientos Populares. En el discurso de inauguración del Segundo Encuentro Mundial de los Movimientos Populares realizado en Santa Cruz, los días 7 al 9 de julio de 2015, el presidente de Bolivia, Evo Morales, dice tener “enormes coincidencias” con el Papa en cuanto a las políticas económicas y sociales. Coincidencias sobre el tema del capitalismo, sobre el medio ambiente, sobre el vivir bien, una referencia a la política ancestral andina del “buen vivir”[12]. Comenta con satisfacción que, como presidente y como dirigente social, nunca antes pudo sentir que un Papa podía acompañarlos con “sus mensajes de justicia y paz, pero de paz con justicia social” (Morsolin 2015).
Al concluir ese Segundo Encuentro, los delegados entregaron al Papa y al primer mandatario de Bolivia un documento final conocido como la Carta de Santa Cruz[13]. El encabezado de las diez líneas de acción de esa Carta, que en gran medida representan la recepción por los movimientos populares tanto de la Evangelii Gaudium como de la carta Laudato Si’, fueron los siguientes: 1. Impulsar y profundizar el proceso de cambio; 2. Vivir bien en armonía con la Madre Tierra; 3. Defender el trabajo digno; 4. Mejorar nuestros barrios y construir viviendas dignas; 5. Defender la Tierra y la soberanía alimentaria; 6. Construir la paz y la cultura del encuentro; 7. Combatir la discriminación; 8. Promover la libertad de expresión; 9. Poner la ciencia y tecnología al servicio de los pueblos; 10. Rechazamos el consumismo y defendemos la solidaridad como proyecto de vida.
Este verdadero decálogo de compromisos asumidos por los movimientos populares para la construcción de una nueva sociedad, donde la primacía del ser humano sea restablecida frente al ídolo del dinero y del mercado, es precedido por el siguiente texto introductorio que hace eco al clamor de los pobres y al clamor de la tierra:
“Las organizaciones sociales reunidas en el Segundo Encuentro Mundial de Movimientos Populares, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, durante los días 7, 8 y 9 de julio de 2015, coincidimos con el Papa Francisco en que la problemática social y ambiental emergen como dos caras de la misma moneda. Un sistema que no puede brindar tierra, techo y trabajo para todos, que socava la paz entre las personas y amenaza la propia subsistencia de la Madre Tierra, no puede seguir rigiendo el destino del planeta. Debemos superar un modelo social, político, económico y cultural donde el mercado y el dinero se han convertido en el eje regulador de las relaciones humanas en todos los niveles. Nuestro grito, el de los más postergados y marginados, obliga a que los poderosos comprendan que así, no se puede seguir. Los pobres del mundo se han levantado contra la exclusión social que sufren día a día. No queremos explotar ni ser explotados. No queremos excluir ni ser excluidos. Queremos construir un modo de vida en el que la dignidad se alce por encima de todas las cosas.
Es fácil percibir por qué, para Francisco, los movimientos populares y sociales son uno de sus principales interlocutores, si no tal vez el más importante de todos, para el cambio que “todos queremos y necesitamos”: de estructuras, del sistema de exclusión social y de destrucción ambiental, para que la vida de toda la humanidad sea digna. Los llama a los movimientos populares de “sembradores de ese cambio”, de “poetas sociales”, por considerarlos “promotores de un proceso en el que confluyen millones de acciones grandes y pequeñas, encadenadas creativamente[14] como en la poesía.” (Francisco 2016b).

CONCLUSIÓN: La “Iglesia en salida” de Francisco es Iglesia en salida de los marcos de la Cristiandad
Al concluir esas líneas, regresemos a Buenos Aires con el P. Carlos de la Iglesia de Santa Cruz que, cuando supo la noticia de la elección de su obispo como papa Francisco intuía que él podría llevar la curia romana cuatro signos a nuestra iglesia que ha vivido tan ajena a nuestros tiempos: 
-          Saludar a la gente con un “buenas noches” y concluir con un “que descansen”, algo muy básico en las relaciones humanas, ¡parece poco pero ya es mucho a una iglesia como la nuestra que se ha des-humanizado tanto! Por eso creía que Francisco podría traer más humanidad a esa curia tan alejada de la realidad.
-          La otra señal era la manera como el Papa se presentaba como obispo de Roma, un detalle que tampoco era un “dato menor”. Significaba que su deseo era dar continuidad al modelo de Iglesia más colegiada, de responsabilidades compartidas y de gobierno descentralizado como pedía el Vaticano II; en palabras de Francisco era señal de una Iglesia no autorreferencial, etc. Por eso para P. Bonavia y P. Dabezies, la Evangelii Gaudium de Francisco “es el primer documento de un obispo de Roma que se sitúa fuera de los marcos de la cristiandad” (Dabezeis 2015, 85).
-          La tercera señal fue adoptar el nombre de Francisco, que en la conciencia de la Iglesia y de todo el mundo, Francisco de Asís es un ejemplo por excelencia del cuidado por la creación de Dios y de la opción por la centralidad de los más pobres y excluidos de la sociedad. Significa una nueva vuelta a lo simple, a lo profundo y desafiante del Evangelio, el intento de la Iglesia de sintonizarse con el mundo de hoy a partir de la sensibilidad de oír a la vez el grito de la tierra y el grito de los pobres.
-          Por último, el pedido de que la gente lo bendiga, antes que él propio diera su bendición, para el P. Carlos era señal de un claro diálogo entre él y la gente ahí reunida. Antes de ese intercambio de bendiciones, el recién inaugurado Papa hablaba de que lo esencial de la Buena Nueva de Jesús era la Fraternidad Universal.
Tal vez el sermón de esa noche haya sido uno de los más cortos de su vida. Tendría tiempo para elaborar, en sus futuros sermones, discursos, mensajes y documentos, el sentido originario de esa fraternidad universal inspirada en la Buena Nueva de Jesús de Nazareth y en el ejemplo de San Francisco[15], “testigo de la auténtica pobreza” (Francisco 2017). El evangelio de la fraternidad universal, no excluye nada ni a nadie de todos (as) los(as) que compartimos la misma Casa Común, al tiempo que deja explícita su preferencia por los pobres, los excluidos, los refugiados, los migrantes, los descartados de la sociedad de consumo actual, los condenados … “la lista inacabable y cruel [que] nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada” (Francisco 2017).
En los Encuentros Mundiales de los Movimientos Populares, a quienes garantiza su adhesión y solidaridad en sus luchas por el cambio social; en las Jornadas Mundiales de la Juventud, con quienes reflexiona sobre “la fuerza revolucionaria de las Bienaventuranzas”, en la Primera Jornada Mundial de los Pobres, donde hace una “invitación dirigida a todos, independientemente de su confesión religiosa, para compartir con los pobres cualquier acción de solidaridad como signo concreto de fraternidad; [pues] Dios creó el cielo y la tierra para todos”. Así como en varios de sus pronunciamientos y escritos, Francisco pretende “entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común” (LS 3), donde gritan por misericordia los pobres y la propia casa donde todos habitamos, víctima ambos de la misma tiranía de una economía sin rostro y sin corazón.
Movidos por el ejemplo del Papa Francisco, los franciscanos y franciscanas de Brasil realizaron a principios de agosto de 2017 un “encuentro histórico” nacional durante el cual hicieron público la Carta de Aparecida (Lopes, 2017) en la que convocan a “todos” para “participar de la reconstrucción de la Iglesia con el Papa Francisco y reconstruir el Brasil en ruinas.” Continúa el documento en el que se hace evidente la recepción de la EG y de la LS por la familia franciscana de Brasil:
“La realidad ecológica y socio-político-económica de nuestro país nos exige un compromiso profético de denuncia y anuncio. Asistimos, tomados de ira sagrada, a la violación de los derechos conquistados, a través de muchos esfuerzos, empeños y articulaciones del pueblo brasileño. Por eso, no podemos dejar de comprometernos junto a los movimientos sociales a la lucha ‘por ningún derecho a menos’, contra los golpes, reformas retrógradas y abusivas conducidas por un gobierno ilegítimo, un parlamento divorciado de los intereses de la población, y una justicia que se ha revelado estar fuera de los parámetros de la equidad que, en lugar de fortalecer el papel del Estado para atender a las necesidades y los derechos de los más fragilizados, favorece a los intereses del gran capital (Lopes, 2017).
En la Iglesia en salida de los marcos de la Cristiandad, la Buena Noticia de Jesús no es apenas un mensaje religioso que debe ser complementado por una acción en el campo social. Es la experiencia del amor gratuito de Dios y su Espíritu que actúa en todo lugar y en todos los espacios fecundando la Vida, que nos invita a todos y a nuestra Iglesia a testimoniar ese amor gratuito especialmente donde las leyes sociales, económicas o religiosas oprimen a las personas o explotan a la naturaleza.

Autor
Nacido en São José dos Campos, Brasil, 1951. Miembro de CEHILA (Comisión de Estudios de Historia de la Iglesia en América Latina) y de Amerindia (www.amerindiaenlared.org). Autor de “Paolo Sarpi, ‘O Servita’. Herege ou santo?”, En: Revista Eclesiástica Brasileira (REB) Vol. 75, n. 299, Jul/Ago 2015, pp. 637-757; y Conquista y Conciencia Cristiana. El Pensamiento Indigenista y Jurídico-Teológico de Don Vasco de Quiroga (+1565), Abya-Yala-CENAMI-MLAL, Quito-México, 1990 y 1992. Dirección postal: 8901 Laurel Grove Drive, Austin, Texas 78758, USA, Email: taihupara@hotmail.com.

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[1] “Comisión para el Estudio de la Historia de las Iglesias en América Latina y el Caribe”. http://www.cehila.org. 
[2] “Amerindia es una red de católicos de las Américas con espíritu ecuménico y abierta al diálogo y a la cooperación interreligiosa con otras instituciones”. http://www.amerindiaenlared.org
[3] F. Hinkelammert, H. Assmann, Jung Mo Sung, E. Dussel, P. Richard y otros.
[4] En esa parroquia tuvo lugar uno de los episodios más siniestros del terrorismo de estado implantado en el país por el régimen militar, cuando el 8 de diciembre de 1977, fueron secuestrados 9 familiares de “desaparecidos”, entre ellos la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor y dos religiosas francesas Alice Dumon y Léonie Duquet, quienes después de torturados fueron arrojados al mar con vida en los conocidos “vuelos de la muerte”. La iglesia alberga los restos de cuatro de ellos. https://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_de_la_Santa_Cruz_(San_Crist%C3%B3bal). (Último acceso 22 septiembre 2017)
[5] No se olvida el P. Carlos los hechos controvertidos en torno a la prisión y desaparecimiento, en tiempos de la dictadura, de dos de sus hermanos sacerdotes jesuitas, Orlando Yorio y Francisco Jálics, que trabajaban en el barrio Flores, una villa miseria de esa misma capital, “un tramo de su historia que no quedó suficientemente aclarado”. Se convence de no haber ningún vínculo que lo relacione con la dictadura, al leer la opinión de Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz en 1980 por su acción en defensa de los derechos humanos en América Latina.
[6] Leonardo Boff es también autor de la clásica obra: San Francisco de Asís. Ternura y vigor. Para él, Francisco de Asís es la “necesaria referencia a un cristianismo despojado, alegre, reconciliado con las sombras y confraternizado con todos los seres”, características que, evidentemente, las encuentra ahora en la eclesiología y en la práctica del papa Francisco.
[7] Por primera vez veo, con alegría, el nombre de M. Lutero incluido entre los santos reformadores de la Iglesia en un texto escrito por un obispo católico romano. 
[8] La pintura de Pasquale Cati titulado: Il Concilio di Trento e il trionfo del papato sull’Eresia es quizás una de las más bellas representaciones artísticas del triunfalismo eclesiástico centrado en la persona del papa. https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/e6/Council_of_Trent_by_Pasquale_Cati.jpg. (Último acceso: 18 de agosto, 2017).
[9] Francisco, 17 de enero de 2014.
[10] En adelante sigo de cerca la lectura de Mo Sung 2014 y al artículo de Hinkelammert 2015.
[11] Citado por Hinkelammert, F. (2015), p. 35. [„Die Kritik der Religion endet mit der Lehre, dass der Mensch das höchste Wesen für den Menschen sei, also mit dem categorischen Imperativ, alle Verhältnisse umzuwerfen, in denen der Mensch ein erniedrigtes, ein geknechtetes, ein verlassenes, ein verächtliches Wesen ist“]. El subrayado en itálico es del texto original.
[12] La bibliografía sobre Sumak Kawsay y conceptos afines en otras culturas ancestrales es ya extenso. Me remito aquí, a título de ejemplo, al artículo de François Houtart (2017), sociólogo de la religión belga recientemente fallecido en el Ecuador.
[14] Referencia al sentido etimológico de la palabra poesía, del griego “poiesis”, que significa traer a la existencia algo antes no existente.
[15] Sobre San Francisco de Asís, el Papa Francisco y Helder Cámara como hombres universales, recomiendo los textos de Eduardo Hoornaert (2015): “Papa Francisco, um homem universal” y (2014): “Helder Cámara, um homem universal”.