VOLVER AL SACERDOCIO BAUTISMAL
Pedro Pierre. Agosto del 2019
Hace unos días el papa
Francisco ha recibido una delegación de la Asociación Internacional de
sacerdotes casados. Por otra parte está el Sínodo sobre la Amazonía de octubre
próximo: el Documento de Trabajo hace varias propuestas frente a la escasez de
sacerdotes: ordenar sacerdotes a varones casados y también diaconizas. Tal vez
hay que mirar más a fondo porque ya se van dando otras alternativas: ¿Por qué sacerdotes ordenados si se puede
resolver el asunto con el sacerdocio bautismal…? Dijo el papa Francisco que,
sobre estos asuntos, estaba abierto a las propuestas de las Conferencias
Episcopales de los distintos continentes.
Quiero hacer unas breves
reflexiones para aportar mi granito de arena afín de confirmar nuevos caminos
de expresión del sacerdocio.
1.
La
crisis de nuestra Iglesia, principalmente del clero, es muy grave. Los
tiempos cambian rápidamente y si nos quedamos en el pasado, vamos a terminar
con comunidades cristianas marginadas y marginales.
2.
Sobre
el sacerdocio, pregunto: ¿Es necesario el sacerdocio ordenado tal como lo
conocemos? Personalmente contesto que no. Me parece que para eliminar "el
cáncer del clericalismo" (papa Francisco) hay que eliminar el sacerdocio
ordenado: ese es una de las mayores consecuencias de la asimilación de la
jerarquía al imperio romano en tiempos de Constantino hace 17 siglos.
3.
Basta
con el sacerdocio bautismal que ha sido marginado y casi eliminado por el
clero desde ese entonces. Ahora el clericalismo es más evidente y atropellador
que nunca.
-
La experiencia latinoamericana de las Comunidades
Eclesiales de Base nos hace ver que los sacerdotes ordenados somos
'unos más' entre los bautizados y que ellos bien pueden asumir su sacerdocio
que incluye el nuestro.
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El Concilio Vaticano 2° nos dijo que el
sacerdocio bautismal era primero (LG 9) y que el sacerdocio ordenado estaba a
su servicio: un paso grande para la época, que según mi parecer no ha sido
puesto en práctica. También escuché que el sacerdote ordenado, por ser
sacramento, es garante y confirmación del sacerdocio bautismal.
-
El sacerdocio bautismal no necesita ni garantía ni
confirmación, sólo hace falta que se lo deje expresarse como lo que es:
sacerdocio completo, tal como se lo practicaba en las primeras comunidades
cristianas y tal como se lo practica en grupos cristianos donde, entre
bautizados, se celebra 'la cena del Señor' sin presencia de sacerdote ordenado.
4.
Lo de
ordenar -según unas propuestas del Sínodo sobre la Amazonía- varones casados es un paliativo que
posterga el problema sin resolverlo, porque se vuelve a caer en las actuales
limitaciones. ¿Por qué de una vez no se reconoce a simples bautizados, varones
y mujeres, con su sacerdocio original que les capacita a presidir la ‘fracción
del pan’ o eucaristía tal como lo hacían los primeros cristianos?
5.
Lo
mismo pasa con ordenar a mujeres sacerdotes...
-
Primero digamos que es una gran injusticia el
hecho de que las mujeres hayan sido eliminadas como sacerdotes, ya que
presidían la ‘cena del Señor’ en la Iglesia primitiva. Es otro atropello del
clericalismo.
-
La dicha justificación de que Jesús fue varón es
una falacia,
porque ser varón no es un carácter esencial para el sacerdocio. Jesús fue
judío: según la misma lógica, ¡sólo los judíos podrían ser reconocidos
sacerdotes católicos!
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En la primeras comunidades, mujeres celebraban la 'fracción
del pan - Eucaristía' en las casas, y hasta se nos dice en libro recién
que asumían la carga obispal, según varios mosaicos de los primeros siglos.
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El actual sacerdocio ordenado detiene
el avance de la Iglesia y de su misión liberadora por su
clericalismo... y otros males. Incluir a mujeres con las mismas características
del actual sacerdocio ordenado sería empeorar la situación tanto de las mujeres
como de las comunidades cristianas.
-
Hay que decir lo mismo para la ordenación de mujeres
como diaconizas. El actual diaconado no es bautismal, sino clerical y
casi siempre sustituto de sacerdocio ordenado. No valora a la mujer sino que la
sigue reconociendo como inferior al varón.
Conclusión
La propuesta alternativa es el
verdadero
tradicionalismo: volver a valorar y expresar la dimensión sacerdotal de
todos los bautizados. Tenemos que hacer conciencia de su identidad profunda y
trabajar a que las y los bautizad@s lo puedan ejercer en su totalidad, es
decir, presidiendo la eucaristía.
Eso es, para mí, el camino
hacia un futuro en fidelidad al Movimiento de Jesús por el Reino. Cada vez más
se admite que Jesús no ordenó sacerdotes no fundó ninguna Iglesia. Jesús vino
para el Reino. Si, en los tiempos idos, los cristianos pensaron que el
sacerdocio ordenado y las Iglesias tal como están organizadas hasta ahora,
podían ser las formas de construir el Reino, hoy vemos que esta realidad existe
cada vez menos.
Es tiempo de volver a las
prácticas tanto de Jesús como de las primeras Comunidades cristianas. El Sínodo
para la Amazonía es una buena oportunidad para superar el clericalismo y el
encierro eclesial actual. Estamos en nuevos tiempos: “¡Vino nuevo en odres
nuevos!” (Mateo 9,17).