martes, 23 de agosto de 2011

2 CONFLICTO ECLESIAL EN SUCUMBÍOS

CONFLICTO  ECLESIAL  EN  “ISAMIS”
Artículos en El Telégrafo del P. Pedro Pierre. (Dic. 2010 – Jun. 2011).

NOTA: “ISAMIS” es Iglesia San Miguel de Sucumbíos, Vicariato en la Amazonía ecuatoriana.


CONTENIDO


  1. Conflicto eclesial
  2. “Iglesia de profetas”
  3. Petición sanadora
  4. “¡Que se vayan, que se vayan!”
  5. Gonzalo amigo: ¡Felicidades!
  6. Se fueron…
  7. Reconciliación social y eclesial
  8. Los equivocados
  9. La opción por los pobres
  10. “Lo primero primero”



  1. CONFLICTO ECLESIAL
La Iglesia del Vicariato de la provincia de Sucumbíos ha hecho público un pronunciamiento que damos a conocer a continuación. Se trata de la sucesión del obispo Monseñor Gonzalo López Marañón.
“Durante más de 40 años esta Iglesia, presidida por nuestro Obispo Gonzalo López Marañón, ha sido un signo de vida en medio de esta parte de la Amazonía ecuatoriana… con una gran riqueza de ministerios laicales y ministerios ordenados (diáconos permanentes y sacerdotes diocesanos)…
El sábado pasado (23 de octubre) el Nuncio Apostólico le comunica a Gonzalo, que en tan solo una semana… se posesiona el nuevo Administrador Apostólico de Sucumbíos y mediante una carta del cardenal Monseñor Díez, encargado de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (en el Vaticano), se le dice que tiene que entregar inmediatamente el Vicariato y se le pide que salga de la diócesis invitándole a regresar a su país  de origen.
Es muy triste que… a nuestro Obispo que es el símbolo de la Iglesia Comunidad, después de 40 años de dar su vida en estas tierras, y al final de su ministerio episcopal, reciba este trato, rompiendo así la tradición evangélica que invita a la corrección oportuna y fraterna. Esperábamos al sucesor de Gonzalo en actitud confiada porque creemos, con el papa Juan XXIII, que la Iglesia es Madre. Pero los hechos relatados nos duelen y cuestionan el ser de la Iglesia como Madre.
Ante esta situación, denunciamos con firmeza, pero con paz, lo que sentimos con profundo dolor y tristeza:
-          La forma en la que han sucedido los hechos y la manera tan despectiva con la que se ha despedido a nuestro querido amigo y hermano, Gonzalo.
-          El hecho de que el Nuncio Apostólico nunca haya venido a visitarnos, a pesar de las diferentes invitaciones que se le han hecho.
-          El que se haya pasado por alto la historia y el recorrido de una Iglesia participativa, comunitaria y ministerial, constituida según el espíritu del Concilio Vaticano II y el Magisterio de Iglesia Latinoamericana.
-          El hecho que la toma de posesión se convierta en un acto privado y formal sin la participación del mismo pueblo de Dios que está sosteniendo esta Iglesia.
También deseamos en fidelidad creativa seguir:
-          Caminando como pueblo de Dios generando y trabajando  por la vida en esta provincia de Sucumbíos;
-          Realizando el proceso de conversión de la Gran Misión Continental a la que nos invita la Asamblea de Aparecida;
-          Cultivando nuestra tradicional actitud de acogida a tod@s los agentes de pastoral y en especial a quienes se integran en este momento a nuestra Iglesia juntamente con el nuevo Administrador Apostólico.
Seguimos soñando con la utopía de la liberación integral de varones y mujeres desde l@s pobres por la causa del Reino y con una Iglesia que camina con los dos pies (Evangelización y Pastoral Social) y que quiere vivir integralmente la experiencia de discípul@s y misioner@s de Jesús.
Agradecemos a Dios Madre-Padre que nos ha regalado la oportunidad de vivir en estos cuarenta años la experiencia de Iglesia de las primeras comunidades cristianas”.

  1. “IGLESIA DE PROFETAS”
“¡Profetas! Eso sois, hermanos/as; así os vemos. Llamados/as, alterados/as, conflictivos/as, formados/as por el grito de Teresa: “Estáse ardiendo el mundo…”. Habéis hecho un camino misionero para cantar la dignidad de los pequeños desde una sinfonía de carismas. Cuando todo se vuelve un poco oscuro, cuando hay que aprender a seguir a Jesús en esta hora, levantamos con vosotros/as la voz de la esperanza, no queremos esconder la voz por cobardía.
¡Profetas! Siempre dispuestos a una corrección fraterna. Pero sin visitar, sin acercarse, sin conocer los latidos misioneros, ¿cómo se puede corregir fraternalmente? Eso no es corrección, es otra cosa. Más bien parece corregir lo que molesta, en vez de ayudar a crecer y a ser testigos. ¡Cuánta luz y verdad nos dan los otros, siempre que lo hagan con amor, con la dulzura! Solo el amor limpia los ojos para decir a los hermanos sus errores. No sois perfectos/as, eso es claro, lo sabemos, pero Jesús os ha mirado y escogido, y vosotros/as le habéis dicho que Sí, que le queréis, y que queréis a los que Él tanto les quiere.
¡Profetas! ¿Quién os ha puesto tanto fuego en las entrañas? ¿Quién os da la fuerza para anunciar el Evangelio? ¡Cuánto habéis llegado a querer a Sucumbíos! Os duele la injusticia al desvalido, os duele ver llorar a Dios en los pequeños. Habéis luchado por dar voz a los sin voz: los laicos, las mujeres, los más pobres, los campesinos, los indígenas, los nadie, la tierra, los ríos, las culturas. Un Magnificat nos parece vuestra vida. ¡Cuánta entrega por levantar la gloria de Dios pisoteada en los desvalidos de todos los poderes! Y a nosotros nos duelen tantas cosas, pero queremos seguir confiando con vosotros/as, abrazando, sin dudar, del Reino los proyectos, siguiendo a Jesús.
¡Profetas! Que no se compran ni se venden, ni se rinden ante el halago o el olvido. Así os hemos visto, año tras año, concretando búsquedas a la luz de la Palabra. Con las canciones de las gentes en los labios, con los dolores de los pobres en los ojos, con la emoción del Reino en los adentros, dando posibilidades a la vida, dignificando a todas las personas, bebiendo todo de Dios, del que es la Fonte, bebiendo también de todos los pequeños, como si fuera el mayor de los tesoros, aceptando serenamente estos momentos, como posibilidad también de crecimiento, sin amarguras que roban del corazón toda la vida.
¡Profetas! ¡Cuánta esperanza le habéis dado a nuestra vida! ¡Cuánto habéis aligerado nuestros pasos para seguir a Jesús con alegría!…”
Estos son los extractos de una carta que escribió en días recientes el “Provincial de los Carmelitas de Burgos (España) a Gonzalo, a los carmelitas y a todos los que aman a Jesús y entregan su vida a las gentes de Sucumbíos”. La carta completa se encuentra en el blog siguiente: isamis2010.bolgpost.com
En este momento, demasiadas voces se levantan en muchos países para que se revise las nuevas orientaciones que se quiere imponer a la Iglesia de Sucumbíos. Que el Espíritu de Jesús nos ilumine a todas y todos para colaborar a encontrar el camino correcto.

  1. PETICIÓN SANADORA
Frente a los cambios drásticos que se quiere dar en la Iglesia de Sucumbíos, he aquí un manifiesto de muchos grupos cristianos que estamos dando la vida por la opción por los pobres.
“Los abajo firmantes, miembros de organizaciones eclesiales, sociales y de Derechos humanos unidos por una misma opción de fidelidad al pueblo y al Dios de la vida, nos sentimos muy preocupados por la identidad de los recién nombrados para sustituir a monseñor Gonzalo López Marañon en la Iglesia San Miguel de Sucumbíos…
La manera en que se realizó el cambio es por lo menos descomedida e irrespetuosa con un obispo que ha entregado 40 años de su vida al servicio del pueblo de Sucumbíos y particularmente de los más pobres. Se le dio un plazo de 8 días para desocupar el lugar… Además el acto de traspaso al nuevo administrador y su equipo impidió la participación de los cristianos y los ministerios de Sucumbíos acostumbrados a ser partícipes y tomar decisiones en todos los niveles de la organización eclesial y pastoral del Vicariato. Para nosotros estos hechos son condenables porque contradicen los procedimientos fraternos que se debería tener como seguidores de Jesucristo.
Se ha nombrado como administradora temporal del Vicariato a la Asociación Heraldos del Evangelio, una organización tradicionalista y conservadora, vinculada desde sus orígenes a Tradición, Familia y Propiedad. Esta institución nació en Brasil en los años 1960 para oponerse a los procesos de transformación social y a la Iglesia latinoamericana que se organizaba a partir del Concilio Vaticano 2º y de las orientaciones de los obispos latinoamericanos reunidos en Medellín, Colombia. Con esto, lo que se está pretendiendo es destruir una forma legítima de ser Iglesia, inspirada en el Evangelio y confirmada en la reunión episcopal latinoamericana de Aparecida en 2007.
Nos solidarizamos con monseñor Gonzalo López, su equipo pastoral y el pueblo de Sucumbíos, o sea, las Comunidades Eclesiales de Base, los ministerios laicales, las y los misioneros de la COIM (Comunidades para la Iglesia y el Mundo), las Congregaciones religiosas, los sacerdotes, y las organizaciones sociales de Mujeres, de Defensa del Medio ambiente, de Derechos humanos, de Refugiados, de Jóvenes y otras. Les apoyamos en su lucha para que se respete la continuidad de las líneas pastorales definidas a los largo de décadas: una Iglesia comunitaria y ministerial construida desde los seglares y al servicio del proyecto de liberación de los más pobres.
Exhortamos a las autoridades eclesiásticas a recapacitar y nombrar lo antes posible a un obispo que dé continuidad al valioso trabajo realizado por la Congregación de los Carmelitas, en conjunto con toda la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos. Los acontecimientos suscitados en esta provincia no son únicamente un problema eclesial y social de ese lugar, atañen a la Iglesia ecuatoriana e incluso latinoamericana. Por eso llamamos a todos los cristianos a sumarse en la defensa de esta forma latinoamericana de ser Iglesia al servicio del Reino de Dios”.

  1. “¡QUE SE VAYAN, QUE SE VAYAN!”
Así le cantaron los católicos de la diócesis -o mejor dicho el Vicariato Apostólico- de Sucumbíos a la congregación religiosa nombrada para dirigir dicha diócesis. He aquí extractos del boletín de prensa emitido después de una Asamblea diocesana realizada el 7 de enero pasado.
“Las y los representantes de las Comunidades Eclesiales de Base, Ministerios Reconocidos, Agentes de Pastoral, misioneras y misioneros, clero diocesano, servicios pastorales, representantes de Movimientos de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos -ISAMIS- y Organizaciones Populares de la provincia, resolvieron por mayoría de votos (79%), pedir la salida del nuevo administrador apostólico del Vicariato de San Miguel de Sucumbíos, P. Rafael Ibarguren Schindler, y de la congregación Heraldos del Evangelio -Caballeros de la Virgen- a la cual pertenece, así como el nombramiento de un nuevo obispo para el Vicariato de Sucumbíos.
Estas decisiones se adoptaron el día de hoy durante el desarrollo de la Asamblea Diocesana extraordinaria de ISAMIS, que contó con la participación de 238 personas, de las cuales 110 tuvieron voz y voto, de acuerdo a los reglamentos de la asamblea y estatutos que rigen el Vicariato. La asamblea no contó con la presencia del P. Rafael, ni de ninguno de los miembros de su congregación, a pesar de haber sido acordada y confirmada su participación con anterioridad…
Las causas para tal resolución fueron debatidas y analizadas en el seno de la Asamblea: Los constantes incumplimientos, la ausencia permanente en los espacios legales y legítimamente creados para el encuentro y el diálogo con los diversos sectores de la Iglesia, la falta de información y dirección pastoral, los conflictos vividos en la base de la iglesia derivados de la actuación  de los Heraldos del Evangelio, y la falta de transparencia y legalidad en la conformación del Consejo Jurídico y Económico del Vicariato, son algunos de los argumentos expresados en la Asamblea para declarar la incapacidad para el ejercicio del cargo de administrador diocesano del P. Rafael Ibarguren…
Por último la Asamblea Diocesana se declara en vigilia permanente hasta que estas demandas sean atendidas, y hace un llamado a la solidaridad activa y al compromiso de grupos eclesiales…, organizaciones sociales, instituciones públicas y privadas, autoridades…, solicitando que se unan con sus acciones a esta campaña por restablecer y revitalizar el espíritu fraterno y comunitario que siempre ha caracterizado a ISAMIS "Sembrando Vida".”
Esta situación es una novedad en la Iglesia católica de América Latina. La razón es principalmente la falta de respeto a un modelo de Iglesia inaugurado por el Concilio Vaticano 2º hace ya 50 años. Además, el Magisterio latinoamericano reunido en 5 Conferencias episcopales orientó a las y los cristianos a construir una Iglesia con rostro propio a partir de las Comunidades Eclesiales de Base.
Que el ejemplo de las fuerzas vivas de la Iglesia de Sucumbíos nos ayuden a crecer en una mayor fidelidad al Evangelio de Jesús y a la realidad latinoamericana.

  1. GONZALO AMIGO, ¡FELICIDADES!
Te conocí, Gonzalo, hace unos 30 años cuando buscaba conocer el rostro de una Iglesia comprometida con los pobres a la manera de Jesucristo. Tú ya tenías un camino de 10 años orientando a los cristianos de Sucumbíos para que fueran los actores de una Iglesia viva, liberadora, comunitaria y ministerial. Seguías las orientaciones del Concilio Vaticano 2º, de los papas Juan 23 y Pablo 6º. “La Iglesia se presenta tal cual es y quiere ser: la Iglesia de todos y más particularmente la Iglesia de los Pobres” (Juan 23). La Iglesia hace suyas “las alegrías y las esperanzas, las tristezas y los sufrimientos de la humanidad, sobre todo de los pobres” (el Concilio). “La Iglesia tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos,… de ayudar a que nazca esta liberación”, escribía el papa Pablo 6º, insistiendo en que “solamente el Reino pues es absoluto y todo el resto es relativo”.
Luego tuve la dicha de encontrarte regularmente en distintas reuniones de la Iglesia de los Pobres. Las Iglesias de Sucumbíos como la de Chimborazo en tiempos de monseñor Leonidas Proaño eran los referentes de una Iglesia latinoamericana que vivía su compromiso de fe identificándose y solidarizándose con las causas de los pobres, tal como lo pedía lo obispos latinoamericanos en sus reuniones en Medellín, Colombia y Puebla, México. «Invitamos a todos, sin distinción de clases, a aceptar y asumir la causa de los pobres, como si estuviesen aceptando y asumiendo su propia causa, la causa misma de Cristo”: Mensaje a los Pueblos de América Latina (Puebla).
Haces parte, Gonzalo, de esta gran corriente del Teología de la Liberación, elogiada por el mismo papa Juan Pablo 2º cuando escribía a los obispos de Brasil, en 1986: “La teología de la liberación es no sólo oportuna, sino útil y necesaria”. Y te confirma la 5ª reunión de los obispos latinoamericanos en Aparecida, Brasil.
Por eso, Gonzalo, desde que se te ha expulsado de Sucumbíos, aparecen en Quito los reconocimientos a tu labor eclesial y social: en diciembre celebramos en la Universidad Salesiana tus 30 años de obispo y tus 40 años de labor en Sucumbíos; a finales de febrero la Universidad Andina Simón Bolívar te ha nombrado profesor “Honoris causa”; el próximo 5 de marzo el presidente Rafael Correa te otorgará la mayor condecoración ecuatoriana en el Palacio presidencial.
Mientras tanto en Sucumbíos la gran mayoría de los cristianos piden la salida de los Heraldos del Evangelio, una congregación religiosamente integrista y políticamente de extrema derecha, porque están arrasando con tu labor ejemplar. Sabes que la solidaridad internacional es grande: en 5 meses, más de 30,000 entradas en un blog abierto para el efecto manifiestan el derecho que tiene la iglesia de los Pobres a existir y crecer. Sabemos de tu dolor y lo compartimos con fe, a la manera de los primeros cristianos que decían por la boca de Pedro y Juan “Juzguen si es correcto de hacer caso (a hombres) en vez de obedecer a Dios”.
Gracias, Gonzalo amigo, y ¡felicidades: muchos estamos contigo!

  1. SE FUERON…
“La voz del pueblo es la voz de Dios”. Acaba de cumplirse en Sucumbíos este dicho popular: la congregación tradicionalista de los Heraldos se fueron después de 6 meses de estadía en Sucumbíos, sin haber logrado imponerse ni destruir la Iglesia de los Pobres que se construyó durante 40 años en ese Vicariato.
Hace 50 años, el concilio Vaticano 2º definió a la Iglesia como Pueblo de Dios. Los bautizados que tomaron en serio este reconocimiento pasaron a ser protagonistas en la Iglesia, gracias a la apoyo de sacerdotes y obispos que obedecieron este mandato conciliar. ¡Felicitamos a los Carmelitas de Sucumbíos que emprendieron este camino evangélico!
En 1968 los obispos de América Latina se reunieron en Medellín, Colombia, para aplicar el Concilio en las Iglesias del continente. Comenzó una Iglesia con rostro latinoamericano, mediante miles de Comunidades Eclesiales de Base: los pobres volvían a ser los privilegiados de Dios, tal como lo dijo y practicó Jesús. Los cristianos pobres de Sucumbíos supieron responder generosamente a esta opción de monseñor Gonzalo López Marañon: ¡Felicitaciones Gonzalo! Y surgieron miles de ministerios para hacer una Iglesia viva y solidaria con las necesidades de la provincia: ¡Felicidades amigos pobres y valientes de Sucumbíos!
En 2007, los obispos latinoamericanos confirmaron, en su reunión en Aparecida, Brasil -donde estuvo presente monseñor Ángel Sánchez- la validez de las Comunidades Eclesiales de Base, de la opción por los pobres, del método evangelizador que parte de la realidad, la ilumina con la Palabra de Dios y saca compromisos concretos en lo religioso y lo social. Gracias a Dios, a la valentía de los cristianos de Sucumbíos y a la solidaridad nacional e internacional, se ha logrado la salida de los Heraldos para que este modelo de Iglesia pueda continuar.
Ningún grupo católico puede imponer su ideología ni su punto de vista exclusivo, tal como lo quisieron hacer los Heraldos. La Iglesia es diversa, pero la meta es la misma para todos: la construcción del Reino de Dios, porque, como lo escribió el papa Pablo 6º, “el Reino es lo único absoluto”. Ese es el ejemplo de Jesús que nadie puede distorsionar.
Los sacerdotes y los obispos estamos al servicio del Pueblo de Dios, tal como se define el mismo papa: “servidores de los servidores del Pueblo de Dios”.  Y “la Iglesia es y debe ser la Iglesia de los Pobres” tal como lo proclamó el papa Juan 23 al convocar el Concilio. Tengamos mayor fidelidad al proyecto de Jesús hoy.

  1. RECONCILIACIÓN ECLESIAL Y SOCIAL
Hecho poco común: un obispo haciendo un ayuno público, es decir, una huelga de hambre indefinida, en el parque La Alameda de Quito. Es la decisión que ha tomado monseñor Gonzalo López Marañón, ex obispo del Vicariato de Sucumbíos, para, según sus expresiones, “que se dé la reconciliación entre hermanos y hermanas, se curen la heridas abiertas y vuelva la paz en aquella tierra… Innumerables quebrantos y divisiones se han sucedido en estos meses en la comunidad cristiana y ciudadana, en las familias y en las organizaciones, y cada día se agravan más y más. Hay que accionar determinantemente y con urgencia para… sanar heridas y reconciliar Sucumbíos”. Es un llamado caracterizado a la ciudadanía, a los cristianos, carismáticos en particular, y a la jerarquía católica para ayudar a la reconciliación en esta provincia amazónica.
El conflicto eclesial y social ha surgido a raíz de la llegada de los Heraldos del Evangelio, asociación sectaria y ultra-conservadora de origen brasileño. No se trata de un conflicto entre la Asociación de los Heraldos y la Congragación de los Carmelitas o los Sacerdotes Diocesanos, sino entre dos maneras de vivir y hacer iglesia y sociedad. Se trata de la oposición entre 2 modelos de evangelización: el modelo de cristiandad que no acaba de morir y el de Iglesia de los Pobres que no acaba de nacer.
La Iglesia de cristiandad nació con el emperador romano Constantino hace 16 siglos. Es una Iglesia imperial cuyas características principales son su organización piramidal semejante a una monarquía absoluta, su opción de evangelizar desde el poder y el dinero, y su afirmación de que “fuera de la Iglesia no hay salvación”. Los defensores de este modelo anacrónico son el Opus dei, los Heraldos, los Legionarios, Sodalitium, los Carismáticos…
A mediados del siglo pasado el Concilio Vaticano 2º que rompió con este modelo anterior y definió a la Iglesia como “Pueblo de Dios”, o sea una Iglesia comunidad donde todos, por el bautismo, somos servidores y responsables. Sus características principales son la opción por los pobres y contra la miseria, las Comunidades Eclesiales de Base, la lectura de la Biblia relacionada con la realidad, los nuevos ministerios laicales y el testimonio profético y martirial.
Acojamos este “argumento” de monseñor Gonzalo para hacer una revisión personal, eclesial y social, afín de terminar con este escándalo y enfrentar más adecuadamente los sufrimientos de nuestra Iglesia y de nuestro país.

  1. LOS EQUIVOCADOS
No falta gente para criticar y denigrar el ayuno ya de 16 días, en Quito, de monseñor Gonzalo López Marañón, obispo expulsado de Sucumbíos hace 6 meses: “¡Equivocado está el monseñor y equivocados los y las que lo apoyan!”.
La Iglesia de Sucumbíos, a la cabeza de la cual estuvo monseñor Gonzalo durante 40 años, buscó ser fiel a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia universal, primero con la Congregación de los Carmelitas y luego con los sacerdotes diocesanos. La Asociación de los Heraldos encargada de suceder a monseñor Gonzalo quiso borrar este modelo latinoamericano de Iglesia; pero después de mucha destrucción, división y escándalos de alcance nacional e internacional, tuvieron que salir de Sucumbíos. ¿Quiénes estarán equivocados?
Primero hay que decir que en la Iglesia católica la autoridad normativa máxima es el Concilio. El papa, los obispos y los sacerdotes estamos al servicio del Concilio y de su vivencia en nuestras Iglesias particulares. Además, en América Latina, tenemos nuestro Magisterio propio en los Documentos de 5 reuniones episcopales latinoamericanas. La reunión de Medellín, Colombia, en 1968, fue particularmente importante ya que quiso orientar a “la Iglesia en la actual transformación de América Latina a la luz del Concilio”. Sabemos que este Documento fue inmediatamente aprobado -por teléfono- por el papa de aquel entonces Pablo 6º. Las mayores orientaciones de Medellín han sido claramente confirmadas por la reunión que tuvo lugar en Aparecida, Brasil.
Las y los que conocemos la Iglesia de Sucumbíos sabemos que no se ha hecho otra cosa que dejarse guiar en sus opciones pastorales por estas orientaciones del magisterio latinoamericano y universal. El ayuno público de monseñor Gonzalo es un llamado de reconciliación eclesial y social de los cristianos de Sucumbíos en torno a estas opciones normativas de la Iglesia latinoamericana y universal.
Entonces los equivocados son los que quieren destruir y desprestigiar este modelo de Iglesia. Jesús advertía a sus seguidores: “¡Feliz ustedes cuando les persiguen por causa de mi nombre!... Serán expulsados de las comunidades judías; más aún se acerca el tiempo en que cualquier personas que los mate, pensará que está sirviendo a Dios”.
Expulsado de Sucumbíos ha sido monseñor Gonzalo; expulsados de Sucumbíos han sido los Carmelitas que trabajaban allí: ¡Felicidades a ellos porque su testimonio nos confirma en ese su camino evangélico y latinoamericano!

  1. LA OPCIÓN POR LOS POBRES
El ayuno de monseñor Gonzalo López Marañón para la reconciliación en Sucumbíos, en particular de los católicos carismáticos, lleva ya 23 días. No deja de provocarnos y preocuparnos. Nos plantea a todos los cristianos lo que llamamos la opción por los pobres en el sentido que la han llevado los carmelitas y los católicos de esa provincia.
Las malas interpretaciones no han faltado y todavía siguen vigentes cuando pensamos que la opción por los pobres consiste en hacerles limosnas cuando los encontramos en la calle tendiendo la mano. Tampoco la opción por los pobres consiste en hacerle el regalo de grandes proyectos en los que no han sido consultados ni participativos. Ni tampoco consiste en ir a vivir en medio de ellos en casas bien cómodas que son más bien un insulto a su pobreza. Todas estas mal dichas opciones por los pobres no son más que un disfraz que oculta la prepotencia: se da de lo que nos sobra o de lo que les hemos robado, y tales actuaciones en definitiva resultan humillantes y terminan hundiendo a los pobres en más pobreza y marginación.
En su tiempo, el cardenal Pablo Muñoz Vega, de grata memoria, nos iba recordando que la opción por los pobres es “luchar contra la pobreza -entendido como miseria y empobrecimiento- haciendo nuestras las causas de los pobres”. No hacía más que repetir lo que acababan de escribir los obispos latinoamericanos en su 3ª reunión latinoamericana en Puebla, México, en el año 1979. Dicen textualmente los obispos en el Mensaje del Documento conclusivo de dicha reunión: “Invitamos a todos, sin distinción de clases, a aceptar y asumir la causa de los pobres, como si estuviesen aceptando y asumiendo su propia causa, la causa misma de Cristo. «Todo lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos, por humildes que sean, a mí me lo hicisteis» (Mateo 25, 40)”. ¡Más claro no canta el gallo!
Por lo mismo, optar por los pobres no significa solamente estar con los pobres, paseándose como turistas y haciéndoles limosnas de dinero, de ropa o de proyectos, ni tampoco vivir cómodamente en medio de ellos como signo de falsa solidaridad, sino asumir sus causas, es decir hacer nuestras sus opciones, sus luchas, su sabiduría y su fe, porque “de ellos es el Reino de Dios”, porque así actuó Jesús. Lo escribió san Pablo: “Se hizo pobre entre los pobres para enriquecernos de su pobreza”.
Gracias, Gonzalo, por marcarnos el camino cristiano y comprometernos inequívocamente en la opción por las causas de los pobres.

  1. “LO PRIMERO, PRIMERO”
A los pocos años de ser ordenado sacerdote quedé muy impresionado al leer la frase siguiente: “El Reino es lo único absoluto”. En los tiempos actuales en los cuales parece que no hay norte en la vida personal y social, en donde hay que sacar provecho de todo lo que se presenta para amontonar dinero aunque sea a costa de la vida de los demás y de la naturaleza, en donde muchas leyes y prácticas religiosas se han hecho caducas en muchos casos… es bueno volver a preguntarnos dónde está lo esencial, qué hay de absoluto para no perderse, perder el tiempo y desgastarse la vida por gusto.
Esta frase -“El Reino es lo único absoluto”- la cargo desde muchos años, ya que la leí en 1975, un año antes de llegar a América Latina, en una carta del papa de ese entonces, llamado Pablo 6º. Tenía unos 6 años de haber sido ordenado sacerdote y, hasta esa fecha, el Reino nunca había sido mi preocupación… La lectura de esta frase fue cómo que si se me hubiera echado encima un balde de agua fría. Me pregunté, desestabilizado: “¿Estaré pasando a lado de lo más importante sin darme cuenta?”. Al estar en Ecuador, descubrí que felizmente el Reino era una verdadera preocupación.
Cito esta frase del papa Pablo 6º porque el ayuno público de 24 días de monseñor Gonzalo López, obispo expulsado de Sucumbíos hace 6 meses, quería provocarnos a todos a una reconciliación: reconciliación con nosotros mismos, entre nosotros, en la Iglesia, en la diócesis de Sucumbíos después el paso devastador de la Asociación de los Heraldos del Evangelio.
Esa era la meta del ayuno de monseñor Gonzalo: volver a unirnos en torno a lo esencial afín de dejar de lado las rencillas, las pequeñeces, los odios, las calumnias, las ambiciones, las apariencias, las cobardías… Para quiénes no entendían el ayuno de monseñor Gonzalo decía: “Quiénes son padres y madres de verdad entenderán por qué ayuno”.
Reconciliarnos volviendo a lo esencial… Jesús nos lo ha dicho, y el papa Pablo 6º no hacía más que parafrasear su palabra: “Busquen primero el Reino de Dios, y lo demás vendrá por añadidura”. Parece que a los cristianos, mucho se nos ha olvidado lo que es primero y al servicio del cual todo lo demás debe girar: “El Reino es lo único absoluto”. Entonces, “pongamos lo primero, primero”.


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